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CUADERNOS INTERNACIONALES CUADERNOS INTERNACIONALES lativo, absoluto, contra la que ha de luchar la sociedad entera.
Una cosa es la fórmula de Marx, y otra distinta su tresultado; de éste, no de aquélla ha de surgir la nueva táctica revolucionaria o transformadora: sigue la lucha de clases, pero la del proletariado contra la burguesía es reemplazada por la de la sociedad contra el Estado monopolista.
El fracaso a fortiori de la primera, lo ha expuesto Abba Gordin, en su COMMUNISM UNMASKED, de manera irrebatible, y aun.
que nos faltase la experiencia rusa, bastaría dicho libro para prescindir del cuento del Mesías proletario: este Mesías que, en vez de redimir a la sociedad, espera que ésta le redima. Bakunin vió genialmente acaso mejor que nadie lo que sería el Estado pro.
ietario. pero a menudo olvidó que la revuelta luddista, la revolu.
ción armada o fracasa por completo o por completo construye un nuevo Estado. Ahora bien; los grandes bakuninistas llegados a nuestro siglo. Nettlau, Malatesta, Rocker. han negado la dia.
léctica hegeliana, le han dado garrote al mito del Mesías proletario, han renunciado en absoluto a la táctica luddista de Bakunin, han dejado de creer en el milagro de la redención social por la violencia revolucionaria. Otro tanto se advierte en la evolución del pensa.
miento kropotkiniano, si uno la sigue de libro en libro hasta el fin. lo mismo se desprende de las postreras obras de Gille. El anarquismo moderno, como la moderna Sociología, es ya incom patible con la revolución a la vieja usanza.
DI blo; y aun así no lograría mantenerse sin contar con el apoyo de la excelente filosofia bakuniniana, que a los mismos errores de Bakunin puede dar un prestigio ofuscador.
En general, el anarquismo español se aferra a la táctica re.
volucionaria porque se siente orgulloso y satisfecho de lo que hizo en España durante la Guerra Civil. De mucho puede enorgulle.
cerse, con poco darse por satisfecho, y hay mil cosas de que no quiere acordarse, hasta el extremo de creer que no existieron. Es humano. Pero el olvido o la inadvertencia que resulta inad.
misible, es el siguiente: que la revolución del 36 no fué iniciada por nosotros, sino por sus enemigos, los generales rebeldes. El mero hecho de ser ellos quienes tomaron las armas, el de suble.
varse contra la República a la vez que contra el riesgo de que hubiera insurrecciones comunistas, socialistas, y anarquistas, nos creó muchos problemas, pero nos dió otros resueltos. En un ins.
tante, quedó permitida la revolución en la zona antifascista, y a ella pudieron incorporarse sin riesgo. muy al contrario. casi to.
das las fuerzas políticas y sociales adictas a la República. Habría ocurrido igual de haber sido nosotros los rebeldes? Nada de eso!
En tal caso, nos habría sucedido. sobre poco más o menos lo que nos aconteció en las precedentes sublevaciones: tras procla.
mar el comunismo libertario es un decir, naturalmente en una aldea catalana o andaluza, riojana o leonesa, aragonesa o asturiana, a padecer una feroz represión. el país diciendo. Qué gente ésta. Tienen agallas, son nobles, pero hacen cosas que. ini los locos!
Tomar un cuartel de la Guardia Civil, tomar veinte, tomar cien no es hacer una revolución. Los anarquistas, a solas, frente al resto del país, contra el Estado que fuera nada más, carecemos do fuerzas para esa empresa, y amagar con emprenderla es imitar al Enano de la Venta. Cuanto más lo hagamos, tanto peor para no.
sotros, porque pondremos en guardia al enemigo, convertiremos en enemigos hasta quienes no lo son, y daremos lugar a que el Estado, fingiéndose paladin de sectores e intereses en peligro, redoble su autoridad y multiplique sus fuerzas con aplausos que de otro mo.
do le faltarían. Este hacer el Enano de la Venta, especialmente si se pasa de la amenaza al palo de ciego, no es más que un modo de hacernos polvo nosotros mismos, que incitamos a cercar angosta.
mente nuestra propia libertad y le damos al contrario plena excu sa para abusar de su fuerza, con la cual nos va moliendo. Las revoluciones de barricada han pasado a la historia, como las tác ticas de combate de Waterloo, y nosotros apenas si llegamos a poder intentar las anticuadas. La revolución es guerra, y quienes carecen de armamento moderno, como nosotros, han de renunciar a ella por su propia conveniencia.
Pero la revolución tiene otros muchos inconvenientes, y uno de ellos es que se asemeja a la muerte o al Juicio Final, ya que la justicia y la bienaventuranza quedan pospuestas a ella. Es una especie de hacerlo todo a la vez, con que vamos excusando el 10. 21 NUEVO CUENTO DEL ENANO DE LA VENTA Y, sin embargo. Lo que voy a decir escocerá, pero allá va, ven gan las vueltas que vinieren. Marx, que identificó el proceso del desarrollo industrial con el del proletariado, en lo cual acerto, pero también con el de una progresiva depauperación, en lo cual se equivocó de medio a medio, dió por seguro que el socialismo se iniciaría en los países de más avanzada industria, y ahora parece. sólo parece, y eso por influjo de engañosas propagandas que se ha iniciado en los de industria más rezagada, por lo cual se dice que erró en sus cálculos; pero lo dicen quienes no advierten que una cosa es el marxismo y otra el auténtico socialismo. Hay más socialismo en la Gran Bretaña, hasta en el emporio capitalista de los Estados Unidos, que en Rusia, en China o en los Balca, nes bolchevizados. Lo que ha prendido en estos últimos países, ha sido el marxismo más elemental: el del mito hebraico redens torista, el de la táctica jacobinista de guillotina, el del higo con que millones de dirigentes parasitarios juegan con los pueblos al al higui. es el atraso cultural, a la vez que el industrial, el que ha hecho aceptable en un principio tales engaños. De modo muy semejante, el anarquismo bakuniniano se mantiene farruco toda.
vía en los países más incultos. como España. precisamente porque sus tácticas cuadran a la perfección con la incultura del pue. 20