EL PABELLON CUBANO los que no hemos de poner aten blindado, es mucho mas honro no, es la fiebre. El muchacho va dias, y los centinelas que durante ción; pongan en juego todos los so para un militar, que exponer cila y. rueda por el suelo,. pero ha varias horas han estado soportanmedios posibles que manos ten el pellejo enfrentándose con Ge ciendo un esfuerzo recoge su fusil do el sofocante solsticio, encamigan para impedir que la einigra. nerales com, Maceo que lleva y vuelve levantarse. El cabo nanse al campamento, cansados, ción esté en el puesto que la digde guaidia al ver lo que está pa extenuados, sin ganas de bablar y una espada de bien templado sando, empuja un alto y rudo con la convicción muchos de ellos Lidad le ordena; que todo esto no demostrará al mundo, sino que acero y dos estrellitas en su mozo para que vaya reempla de que llegada la noche serán lle son las convulsiones del que sien chamarreta, que corta con sé zarlo. Al pasar éste junto al po vados al hospital.
te sobre su cabeza el peso anona guridad aquella, y estas eclip bre enfermo, le dice, colérico: El rancho de las tropas compódador de sus últimos esfuerzos por san el brillo de los entorchados Terpero sucio.
nese casi exclusivamente de plá.
la vida. Gloriosa ha de ser la españoles.
Le traen y acuestan en un car tanos, boniatos, pan y café; el victoria conseguida sobre edemiEs muy fácil dictar decretos tre; está tiritando y los dientes le agua la toman con limón diluido, go tan potente, y por eso la mag de muerte y destierro desde el castañetean, y sin embargo la piel pero pesar de ello el líquido es nanimidad ha de estar la altura segundo piso del Arca de Noé, le arde y tiene los ojos encendi sumamente inalo y constituye la del triunfo. tener que presenciar cuadros dos. No hay ni que preguntar lo causa principal de muchas de las AGAETRA.
tan desastrosos, pero con toda que tiene, y le preparan el reme enfermedades reinantes.
dio usual: medio jarro de aceite Las noches de la trocha.
regla del arte, como el que aca de castor dezclado con el zumo Las tardes de Cuba carecen de AL PRIMER TAPON.
ba de tener lugar entre los bi de doce limones, y la fuerza le crepúsculo, y la transición de la Según los anuncios oficiales carros españoles y los cimarro. bacen enguilir dicho brevaje. El luz las tinieblas verifícase tan ya llegaron Cuba. española nés cubanitos, cerca de la resi pobre mozo escupe y hace algu. repentinamente como si apagaran unos ocho mil soldados que vie dencia del valiente entre los va nas muecas, pero por fin se lo tra el sol manera de bujía, la ennen aumentar el lujoso ejército lientes General Antonio Maceo, ga. Dentro de media hora le da trada de la noche viene acompa.
de los defensores de la integri gloria de Cuba y honra de su rán otra dosis de iguales propor mada de un nuevo género de tiorciones, y mientras tanto lo cubren turas. Innumerables bandadas de dad de España en este nuevo ejército. TILA.
con frazadas. Si este remedio no mosquitos lévántanse de entre los mundo que le regalara Colón, corta la fiebre, entonces la enfer charcos y matorrales. y asaltan para obtener en premiu las camedad teudrá que seguir su cur por todas partes los soldados.
denas y el hambre que le oca HORRORES DE LA so natural.
Los centinelas manotean se de sioparon días tristísimos en su GUERRA DE CUBA, medida que avanza la tarde tienden con los sombreros juranvida tap llena de gloria.
distínguese lo lejos an cuerpo do y perjurando, y los. oficiales Traducción del Herald.
Esa avanz. da de los cien mil de caballería que viene costeando acostados cúbrense con sus mos Lluvia, fango y fuego han de dar al traste denlà trocha por el Norté. Son unos quiteros. De los próximos bogque Pestilencia muerte tro de un mes con la revolución y desolación. quinientos ginetes pertenecientes quecillos nos llega el zumbido de las fuerzas del General Suárez legiones de insectos y el chirrido cubana según ofrecimiento del (Concluye. arrojado Wégier, ha puesto ya Sólo ha ilovido durante veinte Inclán, que marchan, guiados por de las rañas; y los cocuyos de luz un práctico, atacar un campå verde esmeralda, que convierten sus plantas en el teatro de la minutos, pero el campo está com mento insurrecto situado en las los canales en eńsueños encantaguerra. Ella cal réž dando pletamente innunda lo; ha caído lomas, a diez millas de distancia. dorés, empiezan revoletear por aliento a los veteranos de Mel más agua en ese cortó espacio de Van chäpcteando por medio todas partes.
guizo, Francés y Hernández tiempo que la que bubiera podi del cieno y el faigo de la trocha. El silencio del campamento sóse dispone dar cima la do caer durante todo un día en hásta, que al fin desaparecen en lo se vé interrumpido por el lejacampaña de Otoño preparada todos lados osése el marmullo de Durante las horas de la tarde las locas exclamaciones de los enferlatitudes más septentrionales. Por los bosques situados al Deste. no tarareo de una canción y las con mucho estudio y détenimiento por Weyler.
los pequeños arroyos que se han guarniciones de cási todos los mos. El Terpero en su delirio Pero, job formado y que van desagúar planes militares tan soberbios. la trocha. El calor és aún más siesta es una necesidad sertida Jirando con Galicia, los enferpuestos están durmiendo, pués là sueña con Cataluña. otro está detal parece que no fueran ague sofocàntė; y el campo más bien tanto por los españoles como por mos de viruelas frotanșe desesperridos soldadus españoles de tan que orneado parece hervido. Las los cubanos.
rados la cara, como si enzontrasen ta fara los que la llevaron moscas zumban pesadamente soEl motivo porque los cubanos algún alivio al seritir las pústulas cabo, sinó soldados de plomo bre la faz de los enfermos, y van no atacau durante esas horas, no bajo la acción de sus dedos.
que se derriten al calor de las formando negras colonias en sus se debe a otra cosa sino a que Repentinamente, y hacia el bor.
ametralladoras cubanas y se llagás y heridas. Existen algunos ellos también se encuentran dur de del bosque situado al Oeste, bacen añicos al filo del mache trozos de mosquiteros para los ofi miendo, y un ataque esas horas se oye una llamada Un toque de tico insurrecto.
ciales, pero los soldados tienen sería suinamente brutal y descór corneta, y los soldados corren Pero ya se ve, el Generalísi: mosquitos, desnudos y despro de pasar la tarde lo más confor. momentos de ausiedad incertique sufrirlo todo moscas, calor, tés. Ambas partes, pues, trataa coger sus armas. Trascurren unos mo Weyler lleva al cinto sin vistos de toda cobertura.
duda alguna, su espada de hojatablemente posible, y en la com dumbre; después se sabe que es Al de traen lata, y sus entorchados de pa al hospital dos enfermos de vin pleta seguri lad de nó verse mo la columa de caballería del Genelestados.
ral Suárez Inclán que regresa de pel de estrasa pintoreteados de ruelas; la enfermedad en estos na Algunos oficiales españoles po su excursión. Ahí vienen en larun doradu al pastel y por eso está aún bien desarrollada, pues nen a todos sus soldados de servi ga fila chapoteando y resbalando no se pone al frente de su ejér las pústulas rojizas apenas si es cio mientras ellos se entregan al por la trocha, cabizbajos y mudos, cito dirigir las operaciones. tán visibles. Mafiana se les en descanso, pero esto no viene sino salvo que no sea por alguna voz hace bien: vivir rodeado de viará al Mariel para que los re lá confirmar el conocido adagio de de mando ocasional. Están pabayonetas en un suntuoso pamitan por vapor la Habana.
que la soga siempre quiebra por sando camilla tras camilla al tra.
lacio contando amenudo onzastinela El Ternero se encuentra mos ingresan por la tarde, y las hospital. Enciéndense fogatas. Allá lo lejos, el pequeño cen lo más delgado. Nuevos enfer sés de la zanja llevándolas al de oro en vez de cartuchos. y dando traspiés. Mucho aguar camas van gradualmente llenán se cuelgan algunos farolillos para dormir tranquilamente sobre las diepte, excluman los soldados. dose de quejumbrosos pacientes.
olas del mar y en un magnífico ;Ojalá. Pero no es aguardiertē. poder divisar alguna casa, viéndoA las seis se relevan las guar se entonces los médicos en man, Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica