EL DEMOCRATA. tavieron en el poder y que se encuentran examines, pertrificados ante la evolución para ellos tan inesperada, tan elocuente y de positivo bien para el país.
El Licdo. Esquivel creyó que con aceptar el Poder, ser arbitrario, hollando las leyes y la Constitución, fomentando la corrupción en todo sentido, asalariando la prensa, azuzando los empleados del Ejecutivo, aumentando crecidísimo número los esbirros, llamando canalla al pneblo y macheteándolo en las calles, aprisionando ciudadanos pacíficos, honrados, ilustrados y patriotas, eran los medios más eficaces para perpetuarse en el Poder que ambiciona, no para bien del país, sinó para bien de él y su pequeñísimo círculo ¡Qué error!
Hoy se habrán convencido de que esos tiempos ya pasaron por el hecho de aparecer el Partido Constitucional tan inmensamente grande, tan bien organizado, cada ciudadano tan fundado en vicciones honradas, claras y desinteresadas que no ha habido deserción de ninguno de ellos y sí absorción constante de partidarios honrados que han conocido su equivocación o el engaño de que se usaba para apercollarlos en el bando Esquivelista y cuya conducta han rechazado en todas partes con entereza y dignidad pasándose al Partido Constitucional, procedimiento que los honra y cuyo resultado será, no el bien de unos pocos hombres ni de un círculo, sino el bien general y perpétuo del país.
Si nuestra conducta en las prácticas republicanas puede ser debidamente apreciada por los demás pueblos latino ameri.
canos se convencerán que no sólo los sajones son bendecidos de Dios, que las leyes divinas son para todos los hombres, para todas las sociedad y qne más menos pronto la igualdad, la fraternidad y la libertad serán los frutos que alimentarán toda la humanidad.
sus conimposible no sentir dentro del pecho el fuego sagrado del patriotismo y el deseo de tomar parte en esta lucha electoral que tanto honra y engrandece al honrado y laborioso pueblo costarricense.
Desde que el General don Tomás Guardia vino al Poder optanto el régimen dictatorial, empezó decaer el espíritu público hasta adormecerse y desapareció el ciudadano y er. su lugar quedó un hombre indiferente al bien mal de su patria.
Todavía recordamos aquellas últimas palabras del General Guardia en las que él mismo reconocía ser la dictadura, la que causara tan grave daño en este país. Dichosamente aquello terminó para no volver aparecer jamás entre nosotros, y en consecuencia el pueblo vuelve en sí poco poco; y no por medio de revoluciones, sino por medio de la opinión ilustrada con el anhelo del bien, con el culto sincero que se tributa al orden, y con el pensamiento unánime de concurrir todos hacer la felicidad de la República.
Decíanos un amigo del partido esquivelista que el Constitucional demuerático era inoportuno, que llevaría el pueblo al abismo del desorden y que después de un período de tan benéfica tranquiiidad tendríamos, en vez del pueblo pacífico que marcha por vías rectas en el camino de la prosperidad, un atajo de revoltosos sin Dios y sin ley; más, atienda nuestro que.
rido amigo que eso no sucede cuando el pueblo despierta al grito de dos partidos que en poco difieren, y que no lo hace precipitadamente sinó, con la calma y moderación necesarias; copiaremosle algunas palabras más del mismo hombre que formó notabilísima época en nuestra historia patria, y que son expresión de lo que sentimos ese respecto. Entre los grandes bienes que hemos alcanzado, puede contarse, como el primero, el afianzamiento de la paz por hábitos de orden incalcados en el espíritu del pueblo: cuando las ideas, mais bien que en libros, estan escritas en elcorazón de los asociados: no perecerdin facilmente, porque no se borra con un soplo lo que De ultra tumba.
Contemplando el grandioso espectáculo que nos presenta hoy Costa Rica, es Ta propria hudebed which aru, ca.