los hombres lo es también de las naciones. Una nación como un individuo se hará más grande conforme alimente un alto ideal y sirva y ayude a sus vecinos grandes o pequeños, y conforme colabore con ellos para alcanzar un fin común. Si se dice que esto es utópico, entonces Utopía es el fin por el que trabajan en el mundo todas las personas morales.
Aunque sea derrotado en esta guerra, el pueblo alemán tendrá que jugar, por esta misma razón, un papel en la civilización aun más importante que el que hasta ahora le ha cabido en suerte. Es verdad, como ellos se quejan, que han venido al mundo demasiado tarde y han encontrado los mejores puestos ocupados ya por otros. Pero los mejores puestos en el desenvolvimiento político, en la competencia administrativa, en el mejoramiento y bienestar de la gran masa de población, en el desarrollo de la literatura, la ciencia y el arte, y en el hallazgo de nuevos modos de expresión de la alegría y satisfacción de vivir, están siempre abiertos a la posesión de cualquiera que esté calificado para llegar a ellos. El sentido del deber ha arraigado fuertemente en el pueblo alemán desde el tiempo de Fichte. Este sentimiento ha acrecentado poderosamente la excelencia de sus excelencias y ha agrandado extraordinariamente la gravedad de sus defectos.
Si esta guerra llegase a consumir los restos más poderosos de militarismo que aún quedan en el mundo, habrá hecho al pueblo alemán el mayor servicio que podía hacérsele. Ciento veinte millones de hombres trabajadores, activos y emprendedores, viviendo en la zona templada y con una larga tradición de esfuerzo heroico, no pueden ser reducidos a la nada por ningún poder sino por el suyo propio. Libres de su ideal militarista y puestos en armonía con los otros grandes pueblos de la tierra, los alemanes puede predecirse con seguridad entrarían en un nuevo período de utilidad y progreso que haría parecer pálida en comparación con él la historia de los últimos cien años. Lo que Federico Guillermo III dijo tan finamente cuando aún estaba reciente la humillación de Jena, 307 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.