Violence

lo que es absurdo, por cuanto sería desarmar a los combatientes, en la guerra naval, de sus superioridades naturales.
Toda la neutralidad encierra hoy en sí, por lo tanto, restricciones y diferencias que niegan la neutralidad.
Además, instituída la prohibición absoluta del comercio de armas, lo que se lograría sería únicamente asegurar a la paz armada, a las conspiraciones de la ambición militar, resultados aún más ciertos. Las naciones pacíficas serían así más fácilmente víctimas de su falta de ambición, de su buena fe, de su confianza en el honor de los tratados. No se podrían valer, contra la guerra inesperada y súbita, del recurso de acudir a los mercados productores de armamentos. Todas por lo tanto se verían obligadas a dar a su preparación militar, en la paz, las mayores proporciones posibles para precaverse contra las sorpresas de la guerra; con lo que la paz vendría a tornarse cada vez más e inevitablemente, un estado virtual de la guerra. No restaría, entonces, otra elección en la vida internacional, sino entre guerra y guerra: guerra preparada o guerra declarada; guerra inminente o guerra presente.
No es, pues, en esa dirección absurda que se han de alterar las reglas de la neutralidad; porque sería alterarlas en beneficio de la militarización del mundo. La reforma a que urge someternos, debe seguir la orientación opuesta: la orientación pacificadora de la justicia internacional.
Entre los que destruyen la ley y los que la observan, no hay neutralidad admisible. Neutralidad no quiere decir impasibilidad: quiere decir imparcialidad y no hay imparcialidad entre el derecho y la injusticia. Cuando entre ella y él existen normas escritas, que los definen y diferencian, pugnar por la observancia de esas normas no es quebrar la neutralidad; es practicarla. Desde que la violencia pone arrogantemente bajo sus pies el código escrito, cruzarse de brazos es servirla. Los tribunales, la opinión pública, la conciencia, no son neutrales entre la ley y el crimen.
En presencia de la insurrección armada contra el derecho positivo, la neutralidad no puede ser la abstención, no 291 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.