Taft cree necesario formar una organización como la liga de las naciones, para llevar a cabo los términos del tratado de paz antes que para fines ulteriores de otro orden. Dicha liga debería comprender una comisión de conciliación, un cuerpo de policía internacional, una corte y un congreso para los arreglos necesarios de las leyes internacionales. Concorde con la idea de Roosevelt, opina que las únicas naciones que deberían quedar incluídas en el personal inicial de esa liga son aquellas que han ganado la guerra, sin perjuicio de que más tarde entren también otras que no se especifican.
La opinión inglesa parece inclinada a renunciar a la formación de la liga. Esto es lo que se infiere de las recordadas palabras de lord Nortcliffe, y, singularmente, del pensamiento expresado por el vizconde Grey en su reciente discurso de Dewsbury, en el cual dijo que para poder pensar en la liga es necesario determinar previamente la cuestión de la libertad de los mares. Como según las palabras con que Taft ha tratado de justificar esta definida actitud, Inglaterra «no puede entregar aquello que le sirve para protegerse, hasta tanto no haya otras protecciones garantizadas. resulta evidente que, cuando mucho, este país sólo aceptará la sociedad de las naciones como un simple tratado que no le prive del dominio de los mares ni le disminuya el poder de su flota.
El temor de Inglaterra radica precisamente en que la liga proyectada someta su navalismo al control de un cuerpo internacional; sometimiento que la obligaría, en primer término, a trabajar su propio territorio para bastarse a sí misma, sin necesitar mayormente el concurso de los demás países productores; pues, de otra manera, correría el peligro del aislamiento, o del bloqueo bélico, cuya posibilidad ha puesto de relieve el submarino alemán.
Tan reacios ha debido encontrar por esto a los estadistas británicos el norte americano Simonds, que no ha podido menos de escribir a sus compatriotas. La dificultad en la idea de la liga es que la base principal que la 259 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.