Workers Movement

davales de la guerra pasan sobre él y lo arrebatan, lo dispersan, lo destruyen. Es por eso por lo que ella empieza incendiando bibliotecas. Son amontonamientos de papel, asilos del polvo, de la polilla y de la inteligencia. La guerra, entregándolos a las llamas, sanea el planeta. Dios no lo creó para el verbo sino para el hierro.
Si hubiera que acatar esos papeles, esos papeluchos, esa papelería, la guerra estaría desarmada. cada paso el fantasma de un derecho, el tropiezo de una convención, la impertinencia de una garantía. Cedant arma togae. decía otrora el mundo. Pero hoy, lo que se dice al mundo, es que «cedat jus armis. ceda el derecho a la fuerza. como la fuerza tiene su culminación en la guerra, la guerra es la ley de las leyes, la justicia de las justicias, la soberanía de las soberanías.
Esa grandeza no tolera la libertad ni la humanidad, ni la honestidad. Si un individuo repudiase su firma en un contrato legítimo, a título de que era un trapo de papel, nadie le consideraría hombre de bien. Pero si una nación repudia tratados solemnes a título de que son papeluchos, nadie osará decir que hizo lo que no debía. Porque la fuerza es el juez de sus derechos, la guerra es la árbitra de sus poderes, y todas las convenciones internacionales encierran la cláusula, subentendida siempre, del «rebus sic stantibus, mientras las circunstancias no mudaren; esto es, mientras otra no sea la voluntad soberana del más fuerte. Seguird. De todo Allá como aqui. Han oído ustedes hablar de Sarmiento a los mejores argentinos? Pues vean de conciliar el elogio al reformador y la censura de la reforma, en el momento de la cosecha, pronunciados por unos mismos labios.
Nosotros, una de las más autorizadas revistas en lengua española, nos habla de los feos sucesos de la segunda semana de enero en Buenos Aires: un movimiento obrero mal apreciado y cruelmente reprimido: de setecientos a mil muertos, millares de heridos: los judíos de la ciudad injustamente 253 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.