table. Gud amenaza.
rada. Suje Las ca siste, sobre todo, en descargar sobre el éjercito del enemigo los más terribles golpes que se pueda, y después, en causar a los habitantes de su territorio sufrimientos tales, que los obliguen a desear con ansiedad la paz, y reduzcan a su gobierno a pedirla. las poblaciones no se les debe dejar sino los ojos, para llorar la guerra. Un general de los que han sido elevados a la notoriedad por esta guerra, formula en síntesis expresiva la ley de esa alquimia moral, que transforma en rasgos de clemencia las más bárbaras impiedades. Dureza y rigor. dice. se convierten en lo contrario, desde que con ellas se logre inculcar al adversario la resolución de suplicar la paz. El país sufre. decía uno de los héroes de la tragedia, filosofando sobre las agonías de una región condenada al hambre. La población está hambrienta. Es deplorable; pero es un bien. No se hace la guerra con sentimentalidades. Cuanto más implacable sea, más humana será, en substancia, la guerra. Los medios de guerra que más pronto impongan la paz, son y han de ser, los más humanos. sables. Lo pensar, as tos que la. considerar dictarían naciente llevan a re tunio, la amarnos lo guo Dios bombarde nes, fusila estorcemo sublimes liarnos, de mentirnos como, según uno de los artículos de ese credo. lo justo se decide por el arbitraje de la guerra, pues las decisiones de la guerra son biológicamente exactas, puesto que todas ellas emanan de la naturaleza de las cosas. como, en consecuencia, siendo la misma guerra el criterio de la guerra, siendo ella quien se juzga a sí misma, la sentencia de las armas constituye la expresión ineluctable de la justicia, toda la historia venidera de los hombres ha de resumirse en una palabra: invasión. Invasión obtenida por la fuerza o repelida por la fuerza. Invasión ejercida contra la flaqueza y tolerada por la flaqueza, visto que, en la ley proclamada por los oráculos de la nueva cultura, la guerra es el procedimiento de legítima expropiación de las razas incapaces por las capaces. Por la guerra nos salvaremos, o nos extinguiremos por la guerra. Hé ahí el dilema en cuyos dos extremos la guerra, como principio de todas las cosas, se desploma sobre nosotros con el peso de su fatalidad ineviDe ahi derecho in de lo justo ilícito, la nes, la gue sí misma. rra, sobrep mentos con ción de un la guerra, en la guers ción. Es cc perentoria sobre los La letraicionen dad en la 212 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.