de la histo se daba a gobiernos diencia, a Era de maestros de hombres por las epidemias, nos vienen de la atmósfera envenenada y de los gérmenes imperceptibles y homicidas que se nos introducen en las venas. Fué análogamente con una profunda saturación atmosférica de venenos mortales y con una vasta difusión de parásitos malignos, como se dispuso el mundo para la irrupción del flagelo cuya crueldad debía ahogarlo en desgracias. Antes que saliera de las fábricas de armamentos, de los cuarteles y de los estados mayores, esta guerra tenía acumulados los fluidos que vendrían a animarla, en los libros, en las escuelas, en las academias, en los laboratorios del pensamiento humano. Para entrar en lucha con la civilización, la fuerza había comprendido que era preciso constituirse en filosofía adecuada, corrompiendo las inteligencias antes de subyugar las voluntades. La Las doctrinas preceden a los actos. Los hechos materiales emanan de los hechos morales. Los acontecimientos resultan de un ambiente de errores o verdades. La guerra, bajo la cual se debate la Europa mutilada, tuvo por origen un montón de teorías disformes y virulentas, que, durante medio siglo, en las regiones más acreditadas por su cultura, llenaron los libros de los filósofos, de los historiadores, de los publicistas, de los escritores militares.
Los profesores, los periodistas, los tribunos, son, hoy, los que siembran la paz o la guerra. Las bocas de fuego suceden a las bocas de la palabra. La pluma prepara el campo a la espada. Voltaire, repartiendo el mundo entre las tres naciones más cultas de su época, daba a una el dominio de la tierra, a otra el de los mares, a la tercera el de las nubes. Pero, si es en las nubes donde habitan los metafísicos, los ideólogos, los utopistas, también de esas alturas, donde se condensan emanaciones de ideas, puede Probado la guerra en la prá la patria, mente un cia polític da funció los que historia. la educac forma el Así do ¿Oiremos «es la div Una buen riesgo de ideal del todavía u Queréi jefe de ej inferiores las razas en una factores e ¿No errores, benevoler rablement siempre se condu llover sangre.
No fué, sin embargo, desde las nubes de donde se predicó, en nuestros días, el evangelio de la guerra. Fué desde las cátedras donde se proporcionaba la instrucción a la juventud, donde los sabios hablaban a los sabios, don210 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.