Anarchism

recto, su imparcialidad innegable. Hombre de ciencia y amigo de la libertad, no se ha contaminado del «morbus democráticus» frase de Brière de Boismont que cita él mismo ni tampoco del «morbus tyránicus. Entre los arrebatos de la anarquía y las crueldades del despotismo, sabe mantenerse ecuánime a distancia de ambos extremos.
Su opinión sobre el Dr. Francia no se inspira en ninguna pasión de partido. Es el resultado lógico de su examen de los hechos, a la luz de la Psiquiatría, con todo el interés, pero también con toda la serenidad, del médico que estudia un caso clínico.
Carlyle, en cambio, tiene una mentalidad alemana, rectilinea, violenta, injusta, incapaz de ver más de un solo aspecto de los hombres y de sus acciones. Es el único gran escritor inglés moderno al que los alemanes han exceptuado ahora de sus censuras. Si Carlyle hubiera podido vivir hasta 1914 desde luego sería muy improbable habiendo nacido en 1795 quién duda que sería germanófilo, o al menos de esos neutrales que miden con la misma vara y guardan igual respeto a los alemanes y a los belgas? Si no resultara evidente de sus libros, bastaria para probarlo su actitud contra el pueblo francés en 1871. Su benévola opinión sobre el Dr. Francia no debe extrañar, por tanto, y menos después de la admiración que le producían las monstruosidades de aquel otro criminal vesánico llamado Federico el Grande de Prusia. Terrible efecto del «morbus tyránicus» sobre las inteligencias más preclaras! Carlyle que comenzó admirando la fuerza, terminó adorándola en todas sus manifestaciones. Cómo no iba a ser indulgente y bondadoso para el Dr. Francia, si creía en la buena fe de Federico, y hasta en la veracidad de Mahoma? El Sr. Ramos Mejía puede sentirse orgulloso en este caso de su discrepancia con un genio.
La sabia e interesante obra del presidente del «Consejo Nacional de Educación de la República Argentina. no es un estudio histórico sobre los gobiernos de Rosas y Francia. Se ha limitado a probar que estos fueron dos locos, merecedores, no de ejercer la jefatura suprema del Estado en sus países respectivos, sino de reclusión por vida en un manicomio. Esas pruebas son indiscutibles, aunque, tal vez, el ejercicio de la tiranía desarrollara la enfermedad que, de otro modo, hubiera permanecido latente en ambos. Carlyle, sin embargo, ante los hechos que refieren cuatro testigos presenciales del Gobierno del Dr. Francia los señores Rongger y Longchamp, y los hermanos Robertson observa que han conducido a muchas personas en Inglaterra a meditar sobre las desventajas de los gobiernos cons titucionales.
El Gobierno del Paraguay era constitucional y el país se encontraba el mayor desorden. Francia suprimió la constitución, y el país entró en un orden perfecto, en una paz profunda. Taa profunda, que nada más parecido a la muerte.
Se aisló del resto del mundo y el mundo se olvidó de que Paraen 203 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.