Rosas y el Doctor Francia D. Rufino Blanco Fombona, novelista, crítico y patriota venezolano, dirige actualmente en Madrid una empresa editorial (la «Editorial América. que hace grandes servicios a la cultura de ambos mundos. En colecciones diferentes ha publicado muy buenas obras, ya antiguas y de difícil adquisición, ya de autores nuevos y famosos. Entre los últimos volúmenes de la colección de «Ciencias políticas y sociales. hay uno que acabo de leer con singular provecho.
Titúlase Rosas y el Doctor Francia (estudios psiquiátricos) y es su autor José Ramos Mejía. presidente del Consejo Nacional de Educación en la República Argentina. De que Rosas y Francia vivieron, y de sus inauditas acciones, no pueden caber dudas. Todavía hay quienes recuerdan el terror con que sus padres, y ellos mismos en la niñez, pronunciaban el nombre de «Su Excelencia el Doctor Francia. en la pila bautismal José Gaspar Rodríguez. Excelentísimo Supremo Dictador del Paraguay. o según le agradaba a él que lo llamaran otras veces. el Supremo y «el Gobierno. Murió en el año 1840. existen todavía quienes sufrieron en Buenos Aires los horrores de la mazorca y escaparon milagrosamente de la furia homicida del «Ilustre Restaurador» Don Juan Manuel Rosas, el cual milagrosamente alcanzó hasta 1870. Cómo es posible que estos dos hombres, sin haber heredado el poder, ni realizado siquiera grandes hazañas militares, se mantuvieran largos años disponiendo a su antojo de los bienes, las vidas y el honor de sus compatriotas, y cometiendo las arbitrariedades, abusos y violencias más horribles? Pregunta semejante se ha hecho no pocas veces para sospechar de la veracidad de Tácito, Suetonio y los otros historiadores de la decadencia de Roma. Cómo es posible, se ha dicho, que Tiberio, Nerón, Claudio, Caracalla, Heliogabalo y los Césares que han sido oprobio de nuestra especie, llegaran a extremos tales de crimen y locura con el consentimiento, casi con la complicidad, de toda su nación? Si enorme fué su infamia, peor, mucho peor, resulta la vileza de los romanos. América, sin embargo, ha venido a demostrar que esas tiranías son posibles y que los pueblos, sin compartir la perversidad de sus déspotas, se someten a ellos resignadamente. Rosas, aunque expulsado al fin (tal vez porque no tuvo 201 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.