mod ellos rizar prod sario extra que en la sino most dad hito mien fuerza: reblandecidos de un lado, pintones de otro, bien muestran cómo la pulpa, sabrosa y todo, no ha cuajado sus jugos a influjo de una morosa estación propicia. Si algún autor ha logrado en tal o cual de sus obras esta armoniosa granazon interna, no se advierte la necesidad que a dárnosla tal le predisponía: la cultura a que la debe no parece serle consubstancial, sino sobreañadida oportunamente. No así en Rodó.
Nada podía gustarnos más. Nuestra civilización, que ha perdido ya toda ingenuidad, y no ha aprendido aún a reconstituirla en el arte, pues cuando imita el balbuceo y candor de los primitivos, es porque así lo hacen las mayores que le sirven de modelo, se afana más bien por llegar en todo a la última palabra. Aceleramos nuestro incierto y confuso ritmo, forzamos sin previsión nuestra mal montada máquina social, por no retardar ni atrasarnos de los conductores y guías. Nuestra literatura, como nuestra vida toda, siente este aquejo. Vano es que nos digan que no estamos aún para eso, que basta o que mejor haríamos con distinguirnos cultivando nuestras peculiaridades, diferenciando nuestras costumbres y pintando nuestros paisajes. Pero la verdad es que nos avergonzamos de las unas, cuando no son las del mundo más civilizado; y en cuanto a los otros, no bastan a constituirnos un título suficiente.
Distinguirnos podemos sólo por lo pintoresco. Mas no queremos ser pintorescos, tal vez porque eso nos recuerda todavía de muy cerca el taparrabo y las plumas de nuestros inocentes antepasados. Sería muy pobre orgullo para nosotros. Lo que queremos de todas veras, digase lo que se quiera, es ser hombres, ser pueblos como los de más vieja experiencia y más profunda historia: tomándoles la flor extrema de su saber y de su sentir. Airosa petulancia de adolescentes; pero también, incontrastable empuje de la vida.
Fácil es ver que el anhelo de acendrar la cultura en sus formas más avanzadas, es el lazo de similitud entre los artistas de la generación de Rodó, que impusieron al público la novedad de su arte, tomándola de los últimos algo metr perio nio a tud lo qu en ol nuest maes dar viliza tos E dad Por e de ella a expre tradic y un de esa in tal mo y ent 188 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.