ia de 10 ae nia. Su nombre figura al pie de muchas hermosas páginas reproducidas en esta revista. Pero como pueden ser medidos los valores culturales. se preguntará aterrado el lector juicioso. Habrá doctrina más peligrosa. Qué tal si se aplicara dentro de una nación, de individuo a individuo. eso escribe el comentarista del Sermón de la Montaña que se alzó en buena hora contra los pastores alemanes. Oh tiempos. Ya pasarán! No hay que desesperarse. El hecho de que el principio de las nacionalidades sea aceptado como base de orden y paz en la sociedad de las naciones civilizadas, digo PODEROSAS, es ya algo. Llegará el dia en que sea aceptado sinceramente, sin hipocresias, y la liga entre todos los pueblos sea formulada en términos precisos y liberales.
as ir 3¿Qué diriamos los costarricenses si algún medidor de valores culturales, aplicando su criterio personal a Centro América, declarara que Nicaragua y Panamá son naciones civilizadas, y Costa Rica nación bárbara. Qué, si se nos colocara bajo la tutela de uno de estos vecinos o de ambos. Injusticia. Amedrentamiento? En todo caso, actitud mezquina: El señor Presidente de Francia, en su discurso de apertura de la Conferencia de la Paz, el 18 de enero último, obligado a hacer la nominación de los Estados amigos, omite el nombre de Costa Rica.
Un año antes, este nombre fué sin embargo pronunciado claramente por el señor Ministro de Relaciones Exteriores, Stephen Pichon, en el Gran Anfiteatro de la Sorbona. Eos, VI, pág. 72. Habrá sonado la hora de encender el faro de la razón y de la moral sobre nuestras tempestades politicas, y formular el nuevo simbolo social que el mundo comienza a presentir. Que el Cielo suscite hombres, porque nuestra política oprobia al hombre, y hace llorar a los ángeles. Lamartine.
Sr. don Elias Jiménez Rojas.
Un grupo de estimables damas de esta capital, obedientes al mandato superior de la Iglesia, se han dado a la tarea de recolectar fondos para la construcción del «Palacio Pontificio. Sumas considerables se han logrado reunir, ya como resultado de las «ferias. o como producto de la insistente súplica de puerta en puerta.
Yo pregunto. Es acaso justo que nos sacrifiquemos en esta época difícil para el pais, para allegar fondos que se emplearán en la construcción de un palacio que sirva de alojamiento a un solo individuo, mientras existen en los alrededores de la capital cientos de miserables que viven en verdaderas pocilgas, contraviniendo todas las leyes de la higiene. Vivirá tranquilo en su suntuosa mansión ese «representante de Cristo sabiendo que hay tanto menesteroso sin albergue, que hay hambre en los asilos de beneficencia, que los huérfanos, los tuberculosos del Sanatorio Carit, los inválidos del «Asilo de Pobres» sufren las necesidades más apremiantes. Pueden considerarse como representantes de Aquel que predicó la humildad con la palabra y el ejemplo, que nació en un pesebre, que calzó sandalias y que nunca necesito del albergue de los palacios, estos otros que predican en templos suntuosos y obligan a un pueblo anémico, sangrado en todos sentidos, a construir a sus expensas, una rica mansión en don.
de la ociosidad goce libremente de sus placeres?
183 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.