testa y defendiendo mi persona y la verdad, desconocida y ultrajada) que los inútiles para el bien, los débiles y desdichados, por no decir otra cosa, son muy otros que este buen viejo, por más fuertes y rozagantes que ellos se crean, cuando cantan sus imaginarios triunfos y victorias sin combate.
Resulta, pues, de esto último: que los modernistas de verdad no desdeñan lo clásico; y de todo mi articulejo se infiere: que aquel Colegio. de quien puede hoy decirse «Cuán solitaria la nación que un día Poblara inmensa gentel.
era por su espíritu liberal y tendencias pedagógicas, más moderno que todo cuanto hoy existe en Costa Rica, tocante a instrucción pública.
Sea la instrucción primaria para todos y sea rigurosamente obligatoria, porque ella es como un sexto sentido en el hombre, sin el cual no hay ciudadano posible, ni verdadera democracia; y alcance también la secundaria a todo joven de disposición, bien deba seguir luego los estudios de la Universidad, o servir dignamente a su país desempeñando cargos públicos, o dedicado a otras nobles profesiones o al manejo de sus propios negocios.
Porque, en efecto, la Segunda Enseñanza, vista sin preocupación de escuela, no tiene de secundaria más que el nombre, si se quiere; no es complemento ni preparación de nada ni para nada en absoluto, por más que, como todo lo humano, por necesidad complete lo precedente y prepare lo sucesivo. Es «una cultura gradual y armónica del espíritu humano. y tiene por lo tanto en sí misma su propio fin, aunque se halle intimamente relacionada con grados más o menos superiores de la misma cultura, y confine por una u otra parte con determinadas explotaciones especiales del vastísimo campo que toda enseñanza cultiva.
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