temano; puesto que, sobre todo, debe conocerse a sí misma y dar razón de su organismo y sus procedimientos.
Pero con profundo sentido se ha calificado de humanas y filosóficas por excelencia estas enseñanzas, que, arrancando de los primeros elementos de toda cultura, sin concretarse a determinada Facultad que habilite para el ejercicio de una profesión particular, ensanchan, por decirlo así, el espíritu de la juventud, y preparan a ésta para cualquier estudio superior y para todas las carreras posibles, inclusa la carrera de hombre, que no es en verdad la más fácil ni la de menos importancia.
Algunos han pensado, y creen muchos, que la Segunda Enseñanza sólo debe considerarse como un complemento de la Primaria, o, cuando más, como una preparación para estudios mayores. De ahí los mancos, diversos y contrapuestos sistemas de enseñanza que se han sucedido en varios países, y en uno mismo suelen disputarse la dirección intelectual de la juventud: unos enteramente populares, otros clásicos y enteramente universitarios. Como si en un país bien organizado no hubiese más que ser, sino abogado, médico o farmacéutico; o fuera dable, por ventura, que todo un pueblo llegase al mismo grado de instrucción!
Hablando en contra de la coeducación. Pero bueno es oir esta palabra, para corrección y enmienda de aquellos que, inconscientemente, se hallan envueltos con ropa vieja y fuera de moda, cuando creen andar vestidos «a la dernière. Y, en efecto, cuanto a cultura humana, no se sabe de cosa más antigua, patriarcal y venerable, que esa común educación de ambos sexos, en familia, bajo las tiendas errátiles de la sagrada Mesopotamia, y unos cuantos siglos más tarde la desnuda coeducación espartana, bajo las santas leyes de Licurgo. Data, pues, de cuatro mil años la patriarcal «coeducación. en tiempos de Abraham y sus hijos. La indi161 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.