de acier una ver indigno tengo deslizar de una que todo traer a más bell Es, jante o progres temores los hom esos sus cidos ca fácil que decirse, algo que mire al bien común y tienda positivamente a la propagación de la verdad.
Porque este es el fin propio de la enseñanza, la defensa y propagación de la verdad; y a esto se encamina la educación considerada en su más amplio sentido y en todas sus relaciones posibles: verdad científica en la cultura intelectual; verdad en las relaciones de hombre a hombre y del hombre con Dios, en la cultura moral y religiosa; verdad de sentimientos y afectos en la educación artística, que en cierto modo las comprende todas, porque el hombre es el artista de su vida, y la belleza que ha de realizar en su conducta y costumbres es como el resplandor de todo lo bueno y verdadero.
De aquí precisamente la primera oposición, la primera fuerza contraria al movimiento progresivo de la enseñanza, es a saber, la resistencia: cosa necesaria en verdad, pues que sin ella no concebimos movimiento alguno, pero cosa también que ha de vencerse; y no con esa inactiva parsimonia que tanto se asemeja en los pueblos de nuestra raza a la resignación del islamita, sino a fuerza de perseverancia y de ingenio; que por algo se llamó así en nuestra lengua toda máquina, y toda máquina es algo que mueve y ayuda nuestras fuerzas para vencer alguna resistencia. Tiene ésta un nombre más determinado en el terreno de la instrucción pública, y es aquel primitivo estado de ignorancia en que todos nacemos, y el error en que tan fácilmente incurrimos, cuando una temprana cultura no prepara nuestra inteligencia para la verdad. en tal estado, es nuestra condición tan mezquina y verdaderamente lastimosa, que satisfechos con los propios errores, y hasta rindiendo miserable culto a estos «ídolos intelectuales. como dice Bacon, la verdad nos escandaliza, y aun compadecemos como a insensato a quien se atreve a predicarla, cuando no le tengamos por un perverso y un corruptor de nuestras costumbres. qué podéis hacer vosotros contra esa resistencia? Podéis hacerlo todo, señores. Porque vosotros comprendéis perfectamente los bienes que a la República proporciona esta educación liberal, que vosotros mismos habéis creado con conocimiento de causa, y sabiendo lo que hacíais, como es de suponer; y acaso, acaso, vosotros mismos no podríais destruirla, aunque por imposible, que también lo imposible puede suponerse, alguien lo pretendiera entre vosotros. Es justicia que os debo, y no lisonja enteramente ajena a mi carácter.
Mas tenemos otra fuerza contraria, hija legítima de la anterior, pero aún más ciega y más terrible; y es aquella superstición que atormenta en este orden de cosas, como en otras a otros desdichados, a los que habiendo recibido cierta educación limitada y convencional, más propia de otros tiempos y de otra vida, que la del ciudadano en una república, temen con aparente sencillez por el corazón de los niños; por más que a una sólida y verdadera cultura intelectual se junte aquí, con tanta autoridad, y acaso más garantías mengua merece.
edificio, consider aquellos mente a ver, en con el esto en palabras bien cla vuestros lo sean Otra aquí, es todos lo y todos movimie ambición no me dañosa el corazo oponerse blasona a una e a la suy intelectu que los la vida, 154 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.