las demás greco latinas, le darán abundante luz sobre un punto en cuya fácil dificultad no pueden dar los hombres superficiales que andan a tientas, y a oscuras, alrededor del mismo.
Aparte de ese ligero descuido, que no dudamos se corrija en ulteriores ediciones, el autor expone rica variedad de ejemplos, oportunamente combinados, para que los niños puedan aprender el valor fónico de las letras, el corte de las sílabas y la acentuación de las palabras, distinguiendo el significado y sentido de éstas, en frases cortas, de fácil comprensión y perfecta sintaxis, al propio tiempo que acostumbran su oído a la cadencia prosódica, y su vista a la Ortografía castellana.
Sigue al tratado de las sílabas una serie de lecciones morales, en que se habla al corazón y a la inteligencia de los niños, se recrea su fantasía por medio del grabado y se despiertan y dirigen sus buenos sentimientos. Todo es útil y verdadero, todo bueno y hermoso en estos ejercicios de lectura, que sólo han podido escribirse por quien tenga un buen corazón, y ame la niñez hasta el punto de convertirse en niño para conversar con los niños; por quien tenga un ingenio fácil, y guste de la enseñanza hasta el punto de instruir jugando; por quien tenga un bello carácter, y todo el saber que se necesita para reprender y educar sin parecer un pedagogo. esto nos parece que ha conseguido realizar el señor Mantilla, cuyo Primer libro de lectura vale, en nuestro concepto, por sí solo, más que toda la colección que suele usarse en nuestras escuelas. Otro día veremos los restantes.
Diciembre de 1872, 151 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.