las den punto superfic del mis Ap corrija dad de los niñ el corte disting cortas, pio tie sódica, Sig morale los niñ se desp útil y las criaturas que tiene a su cuidado, que aquel que les hiciera aprender definiciones, ininteligibles por lo común, y absurdas a las veces, o decorar libros enteros que no suelen dejar en la mente más que palabras vanas y sin efecto alguno aun para la misma memoria.
Después de la letra, la sílaba: y en esta parte da evidentes muestras el autor de que conoce la teoría silábica, no sólo en nuestra lengua, sino en otras que contribuyen grandemente a esclarecer una materia que parece de todo en todo extraña a ciertos innovadores hispanoamericanos. No confunde la con la y, ni la con la j, ni la con la s, ni admite otros cambios, trastornos y ridículas aberraciones, con que tiran a destruir la prosodia y la ortografía castellana los que sin tomarse el trabajo de estudiar la acústica y mecánica de un idioma tan exacto en su escritura, y en su pronunciación tan delicado y armonioso, rompen las leyes físicas, y el compás y número musical en que se apoya su fonética y por donde su silabificación se rige.
Sólo encontramos un pequeño error en esta parte, y por errata de imprenta lo hubiéramos tomado, a no verlo constantemente repetido. En las sílabas aparecen juntas las dos rr, cual si fueran una sola letra, como la ch, o la ll; y en eso, si no es como creemos descuido del autor, también se contradice él mismo, puesto que en el abecedario no incluye semejante letra, y luego la trata como tal en la división de las sílabas. Por otro lado, el Profesor Mantilla sabe perfectamente por qué razón la suena erre en principio de dicción, y ere en medio, si no precede asimilada; y por qué, de las dos que se hallen en medio de dicción, la primera ha de ser quiescente como quien dice. y movida la segunda. Bien entiende que en nuestro idioma, con más frecuencia que en hebreo, es la una verdadera letra daguesable, y capaz de menor o mayor condensación, segun esté al principio o en medio de palabra. También puede acudir al griego; y aquello de los espiritus, y la teoría silábica, y las leyes eufónicas, tan aplicables a nuestra lengua como a todas de lect un bue vertirse tenga punto ter, yt car sin Ye ñor Ma tro con suele u restant Dicier 150 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.