cen redundantes y luego, bien miradas, dejan ver claramente su razón de ser y la necesidad de conservarlas, si se ha de conservar la lengua y la escritura.
El señor Mantilla enseña, pues, la verdad respecto al abecedario castellano. eso que parece nada, tiene cierto mérito para nosotros, los que preferimos nuestra lengua a cualquier otra, para entendernos, siquiera, y hacernos entender; y también lo tiene, y no pequeño, donde tantos pretenden independigarse, como quien dice, en esto del idioma y escribirlo a su antojo, hasta que de tal manera lo hablen, que llegue a decir cualquiera de otro. Que si él habla la lengua castellana, Yo hablo la lengua que me da la gana. Pero no basta la verdad: debe acompañar la belleza, o por mejor decir, la gracia, si hemos de entendernos con los niños, que son la misma gracia en cuerpo y alma. el autor así parece haberlo comprendido seguramente.
Después del abecedario común, viene otro ilustrado con dos figuras para cada letra: la una, a la derecha de la página, representa un objeto cuyo nombre, repetido al medio en minúsculas y mayúsculas, tiene por inicial aquella letra que se ilustra; y la otra enlazada con la misma letra, que en tipo mayor se reproduce en la columna izquierda y cuyo nombre deberá repetir el niño. Este puede, bien guiado por un maestro hábil, no sólo divertirse con los grabados, sino formarse idea de las cosas; ejercitar desde luego su atención, percibir diferencias y analogías, comparar y relacionar, juzgar y razonar, mucho antes de saber teóricamente lo que es un raciocinio, un juicio o una idea.
El maestro que entienda su deber podrá sacar inmenso partido, aun de aquellas inteligencias más ligeras y distraídas, siguiendo el método racional claramente indicado por el profesor Mantilla en su libro, y antes practicado por él mismo y tantos otros buenos preceptores, con el éxito más feliz. En este abecedario hay todo un curso de enseñanza objetiva. El maestro que lo explicase, haría mucho más por la educación intelectual de 149 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.