or centi El áureo libro contiene, en verdad, pasajes humorísticos que es bueno hacer conocer aun a los miserables mortales que no pueden aspirar al honor de tener cuestiones. de honor.
Principiemos con la definición del caballero. Por gentilhombre se entiende aquel que, sea por nacimiento, sea por adquirida posición social, se eleva sobre la clase del simple hombre de bien, para tutela de cuyo honor la sociedad no exige reparación de armas. De hecho, la opinión pública no considera deshonrado a un honrado jornalero, criado o artesano, aun cuando haya sido golpeado. Así, pues, tratándose de un artesano honrado, se le dan dos bofetadas o dos patadas y se va uno. si el golpeado lo permite. Al contrario, si se trata de un caballero, el asunto se complica y precisa el lavado de sangre.
Veamos las diversas categorías de ofensas. Es ofensa grave clavar los ojos en una persona, reirse en su cara, tomar sin permiso un periódico que acaba de soltar, quitarle la silla apenas se levanta. no llamar el perro propio que amenaza de morderla o que se lanza sobre el caballo montado por el caballero, etc. una de estas ofensas el gentilhombre no responde con otra ofensa: EL VERDADERO CABALLERO MATA SU IGUAL; PERO NO LO OFENDE. Matar a un hombre no es ofenderlo iqué va! es hacerle el servicio de quitarle el fastidio de pasar por trances tántos para morir un día u otro. La más sangrienta de las ofensas es la de dar una patada en la parte de atrás. Para una ofensa como ésta, es obligatorio el duelo a muerte. En este duelo el combate debe continuar y ser repetido después de la curación del herido, hasta que el ofensor sucumba o uno de los combatientes sea reducido para siempre a la imposibilidad de manejar las armas. Este es el único motivo que excusa al ofendido de quitar la vida al ofensor. Oigan, pues, los violentos de pies y manos. y jojo al tabernáculo del honor del noble. Benditos los que no creyendo en el juicio de Dios ni son suicidas ni asesinos ni ambas cosas a la vez: ellos llevan el honor arriba, en la frente!
Aquí están, por último, las reglas de prudencia que el código aconseja al duelista. El puesto del duelista en el coche es atrás (siempre en la parte del honor) y al lado izquierdo del primer testigo, a fin de que, si el carro vuelca del lado izquierdo, quede incólume el brazo derecho y, si vuelca el carro del lado derecho, quede el duelista sano y salvo, encima del testigo. Observando estas prescripciones, se ga en buen estado al campo de la tragedia. o de la comedia. Si luego hay que regresar en camilla, poco importa, el honor está satisfecho y el honor de un noble es sagrado. como el hueso sacro!
BENJAMIN Traducido y arreglado por TOT Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.