5 para deducir así todo lo que Italia ha perdido al perder este hombre.
No tengo que detenerme a recordar que Arrigo Boito fué un inspirado músico, un compositor sabio, un poeta amable. Todos ustedes conocen el «Mefistófeles. y han admirado el extraordinario vigor y la maestría orquestal del Prólogo, las dulces inspiraciones del cuarteto del jardín, las bellas melodías de las dos célebres romanzas del tenor, los rasgos hermosos y característicos del sabbat clásico, páginas todas de incomparable belleza y que harán perdurar el nombre de su autor entre las más puras glorias de la música italiana.
Este artista que apareció desde su juventud tan superiormente dotado, enmudeció de pronto, arrojó la pluma de músico poeta, precisamente cuando su hermosa patria esperaba con ansias la obra que «Mefistófeles» hacía esperar, y que había puesto sin duda alguna en manos de este artista la gloriosa herencia de Giuseppe Verdi.
Mas «Nerón» permaneció desconocido, y los íntimos de Boito no llegaron a penetrar en el misterio de la obra, ni en el misterio de las determinaciones de su autor.
Boito publicó el libreto, admirable, digno de la pluma que había firmado los libretos de «Otello» y de «Falstaff. pero nada reveló sobre las cualidades intrínsecas de la música que servía de comentario a su hermoso libro.
El telégrafo nos ha traído la noticia de que los cuatro actos de la partitura existen concluídos, y alegrémonos, pues ello nos permitirá apreciar hasta dónde alcanzaron los esfuerzos de este espíritu nobilísimo, a quien preocupó sobre manera el arte italiano, y que vivió materialmente aislado entre sus contemporáneos, hallando entre las obras de arte un refugio contra la mediocridad de estos revueltos tiempos, y en su refugio no un aislamiento egoísta y una indiferencia cruel, sino los sueños, las cavilaciones, las exaltaciones poéticas, los delirios filosóficos de los que aspiran hacia una humanidad más perfecta.
Que toda personalidad eminente, que todo espíritu que se distingue por alguna cualidad verdaderamente superior, más se aparta del hombre, de su prójimo, como decía Dostojewsky, cuanto más ama a la humanidad; mas aislado se siente cuando sus sueños de belleza, de verdad y de bien se elevan por sobre los alcances de la humanidad común.
Discúlpenme ustedes esta ligera referencia al carácter del hombre, que para algunos resultó raro y caprichoso, egoísta y aristocrático, y para referirme tan sólo a su personalidad de artista, que es lo que realmente nos interesa a todos, repetiré que Arrigo Boito, tal como se reveló en «Mefistófeles. parecía llamado a continuar las huellas del inmortal creador de «Otello» y de «Falstaff. y llevar la música melodramática italiana por las sendas nuevas abiertas por el genio audaz e innovador de Ricardo Wagner.
En 1868 Arrigo Boito escribió la poesía del Himno de las 73 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.