la fortuna doblando la luégo para La pa del dolor; su valor porque la Un tronco de energía poema má Pero el caso es que los publicistas que así piensan, piensan en desacuerdo con escritores insignes y con pensadores de lo más grande que pueda recordarse.
El doctor Santos, Director de El Tiempo, juzga que paciencia no es energía, ni virtud; pero el gran don Francisco de Quevedo y Villegas escribe que la paciencia endiosa en cierto modo al hombre y que una prueba de la divinidad de Cristo es ella. La Gaceta Republicana, dirigida hoy según dicen por el antiguo Director de la Policía Nacional, señor don Gabriel González, considera que la paciencia es distintivo de personas dejadas, indolentes y para poco; pero Hernando de Zárate, gran clásico y moralista, enseña que así como la moneda encierra todos los bienes materiales, así la paciencia incluye todos los bienes del alma. El doctor Nieto Caballero, o quien quiera que en El Espectador trata estas materias, supone aquello mismo, esto es, que paciencia es desidia y cosa de haraganes; pero él sabe muy bien, erudito e ilustrado como es, que la Biblia al enumerar los motivos que animaron a Judas Macabeo a buscar la alianza de los romanos, dice que uno de ellos fué el saber cuánto habían hecho en España, y cómo habían puesto debajo de su poder los mineros de plata y oro, y cómo habían conquistado toda esa región con consejo y paciencia. Otros diarios, se han escandalizado quizá también a causa de aquel consejo; pero contra ellos se levanta uno de los primeros ingenios de la antigüedad, uno de los entendimientos más valientes que han ilustrado al mundo, y cuyo apellido no nos atrevemos a citar, aunque sí su nombre propio: Tulio, en efecto, define la paciencia diciendo que es el voluntario y prolongado soportar de cosas arduas y difíciles en obsequio de fines honestos. Paciencia, pues, según el grande orador, es sobrellevar voluntaria y tenazmente las dificultades y los peligros para alcanzar un fin bueno. No es paciencia aguantar la adversidad en atención a un fin depravado; no es paciencia la del salteador que por robar sobrelleva las privaciones y las inclemencias de la naturaleza; pero es paciencia la voluntad del hombre que se tiene firme contra «Si Jol ciencia no antes lo fir cuando el Dios firme el quejarse Libre a las saeta puede rec criatura si puede trac procurand siempre, y obra del ante el ju La pacien cosas, y e mortales camino, ánimo y es ascend consolado desde do pestades En la con el trata de 64 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.