la flor. Nada puede florecer ni dar frutos, si no ahonda sus raíces en el suelo común. La rosa es la evidencia vital de la raíz: el origen de su belleza, la púrpura que resplandece en sus pétalos, surge de esos silenciosos manantiales de la vida que se oculta en la química de la tierra. De ese suelo, del seno de la tierra, nacen las corrientes de la vida y energía. Del suelo común, del corazón del pueblo, brotan los impulsos y las esperanzas de renovación gloriosa.
El llamado radicalismo de nuestros días es simplemente un esfuerzo de la naturaleza por alentar las energías del pueblo. Este gran pueblo norteamericano, justo y optimista en el fondo, extiende sus raíces en un hermoso suelo.
La necesidad actual es precisamente ese radicalismo que abrirá el camino a las aspiraciones de una raza vigorosa.
Hace años.
II. Ha de permitirse que el poder militar de una nación o grupo de naciones determine la suerte de pueblos sobre los cuales no tienen derecho para mandar, salvo el derecho de la fuerza. Han de estar las naciones fuertes en libertad de ofender a las naciones débiles y someterlas a sus propósitos e intereses. Han de ser gobernados y dominados los pueblos, aun en lo que respecta a sus asuntos internos, por una fuerza arbitraria e irresponsable, o por su propia voluntad y arbitrio. No ha de haber una común norma de derechos y privilegios para todos los pueblos y naciones, o han de obrar los fuertes como les plazca y los débiles sufrir sin que se les desagravie. Ha de efectuarse la recabación de derechos al azar y por casual alianza, o habrá un común concierto que obligue al respeto de los derechos comunes?
Ningún hombre, ningún grupo de hombres, determinaron que éstos fuesen los argumentos o cuestiones de la 53 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.