n NÚM. 103 TOMO VIII SAN JOSÈ, Febrero 1919 Administrasión: Propietarios: Avenida, Este, 42 Falcó y Borrasé San José, Apartado 638 APUNTES RECORTES EOS Inquietantes a.
El uso seudo literario que ha concedido al verbo explotar la absurda e impropia significación de estallar, que cree que gorja es alegría en el lenguaje clásico y que ha substituído la voz neta y castiza, como de abolengo latino, rosario, por la acaramelada y cursi rosaleda, viene, de algún tiempo a esta parte, prodigando el vocablo inquietante, no como participio del verbo inquietar aplicándolo a aquello que quita el sosiego, sino en el sentido, que no tiene, de muy atractivo y seductor. Se dice que una mujer es inquietante queriendo expresar que es bellísima, inteligente y apasionada; que un libro es inquietante para dar a entender que es original y fruto de una inspiración vigorosa. Otras veces se concede a la palabreja su sentido propio. Una mujer, un libro, un cuadro, son inquietantes simplemente porque desasosiegan, y se les elogia por esto mismo. Ser inquietante es alcanzar el más alto grado de perfección Pero si se miran las cosas con unos adarmes de serenidad, se verá que gustar del desasosiego o de la normalidad es cuestión de medula o cerebro. Ser inquietante es cosa fácil. Es tan grande el misterio que nos rodea, que nada se nos presenta tan hacedero como pulsar la tecla del sobresalto: basta producir un rumor en el seno de las tinieblas o un reflejo en la magnitud de las sombras. Nos desasosiegan la maldad, la necedad y hasta la simple impertinencia, como nos quitan la tranquilidad la pesadilla, el malestar y aun la más pequeña molestia. Inquietar a nz 33 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.