la confia: la divers Latina na los Estad México tra Colon ca y algu viva y cro te Wilson a las deci res en el es obra su país. de su ma arrullar de los pl (en la que abusaron de México en épocas «muy anteriores a la generación presente. y esta terminante afirmación que es al mismo tiempo una terminante confesión puede no ser mantenida por los Estados Unidos. Por qué. Porque hay otro abuso de data más reciente, que espera en vano la debida reparación, a pesar de los esfuerzos repetidos del poderoso Presidente Wilson, lo que parece indicar que no se avergüenzan los Estados Unidos de abusar, en aquella o en esta forma, de su poder para mutilar y oprimir a las naciones débiles. Sin contar con que, durante las Administraciones del Presidente Wilson, hemos visto y estamos viendo la ingerencia de los Estados Unidos en los negocios particulares de las repúblicas de Centro América y en los de Santo Domingo y Haití.
Recalcando sobre la franca y cordial recepción hecha a los periodistas mexicanos, el Presidente Wilson dice. Lo hacemos, caballeros, para que nunca vuelva a sufrir el mundo lo único que cualquiera nación debe temer: la agresión injusta y egoista de otra nación. y les recuerda que poco antes había propuesto «una especie de acuerdo panamericano. que fuera «una garantía común de independencia política e integridad territorial. Más adelante, insistiendo en la misma idea, repite. La familia entera de naciones debe garantizar a cada una de ellas que ninguna nación podrá violar su independencia política ni su integridad territorial.
Esta es la única base concebible para la paz futura del mundo. La paz nacerá únicamente de la confianza. es cierto que propuso esa «especie de acuerdo panamericano. quizá la garantía «de la familia entera de naciones» será eficaz para proteger la soberanía y la integridad territorial de cada una. Y, sin duda. la paz nacerá únicamente de la confianza. pero también, sin duda alguna, ésta no puede nacer sino del ejercicio de la justicia y de la aplicación del derecho comenzando por el restablecimiento de una y otro en donde quiera que se hayan violado.
La sabia y centenaria doctrina internacional profesada por todas las naciones americanas sin contradicción alguna, hasta cierta época, de que no hay ante el derecho internacional naciones grandes y chicas, poderosas y débiles, sino naciones iguales en derechos, obligaciones y prerrogativas, es la exacta expresión de la justicia, y mientras haya una sola mermada en su soberanía, en su territorio y en su honor, por el abuso de fuerza de otra, esa «especie de acuerdo panamericano» es imposible. Imposible, porque la justicia, base de la confianza, no se ha restablecido, y porque no habría igualdad entre el detentador de los bienes ajenos y el despojado, ni entre éstos y los que han conservado integramente su soberanía, su territorio y su honor. En mi opinión, dice el Presidente Wilson, cada uno de nosotros debe a su país, como deber patriótico, el sembrar las semillas de profesor Ayer dos) nos metieran dicaríam EL MENO hombres práctica!
Nota Melénde: ese discu y mi poli Unidos y seguida tificación sea la de siempre pruebas.
ADVERTI bre de 1918.
del Sr.
Cui influen su imp 14 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.