sivo, del mismo modo que los que buscan el polo dan a veces el rostro al Ecuador para poder salvar un obstáculo, y de la propia suerte que el Amazonas parece en ocasiones dirigir su curso hacia los Andes, donde están sus manantiales.
La libertad es condición del progreso, pues siendo la civilización una suma de varios estados individuales, la espontánea acción del hombre, su mérito y su responsabilidad son los medios a que corresponden como premio y resultado la virtud, el bienestar y el saber. La primera de las libertades es la libertad individual, que es el estado contrario a la esclavitud, la no sujeción de dominio respecto de otro hombre; la libertad civil surge de las relaciones sociales del hombre con sus ciudadanos, y es necesariamente relativa, pues tiene por límite el derecho ajeno; la libertad pública supone relaciones del individuo con el Estado y es igualmente limitada, pues tiene que compadecerse con la existencia del Gobierno, esto es, con la conservación del orden público.
Del grado que convenga a estas libertades, de la medida en que deben hacerse efectivas, resultan las doctrinas cuya realización da sér a los partidos políticos.
Ellas forman una vasta escala, en cuyo extremo inferior pueden colocarse todos los sistemas antiliberales, como son los que niegan la personalidad humana y los que defienden la esclavitud y desigualdad innata de las clases sociales, y en cuyo extremo superior están los sistemas ultraliberales, o sea aquellos que eliminan de la noción libertad la de responsabilidad, los que confunden las facultades civiles con la licencia, y los derechos políticos con la impotencia del Gobierno. En un extremo está el absolutismo; en otro, el radicalismo, bien que a veces ellos se tocan por el vínculo de ciertas teorías, y porque la libertad exagerada engendra el desorden, y «el desorden es la ruina de la libertad. Entre esos extremos hay en los pueblos de gobierno representativo una variedad de doctrina que resulta de los modos como las escuelas entienden las limitaciones de Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.