El Tratado con los Estados Unidos y algunas opiniones de Mr. Huntington Wilson IV Olvida o desdeña el señor Wilson hablar o hacer la menor referencia al Tratado vigente, celebrado por las dos naciones el 12 de diciembre de 1846, y canjeado en Washington, con especial solemnidad y cortesía, por el General Herrán y el señor Buchanan, el 10 de Junio de 1848. Como dice el Pacto mismo. permanece en plena fuerza y vigor. Colombia era dueña exclusiva de la llave de los mares de Occidente y, por altruísmo que la honra, declaró francas las vías intermarinas de su territorio, con el sólo fin de unir los hemisferios en nobles empeños de progreso y civilización universales. Al imponerse aquella costosa servidumbre contribuía directamente al progreso de sus hermanas las repúblicas latinas y al engrandecimiento de los Estados Unidos, creando este Paraíso de la tierra que se llama California. Dió por último una prenda a la civilización, por la cual demostró al mundo que no era la fuerza le nación alguna la que podía defender en el Istmo los intereses universales, sino la debilidad misma de la República, que jamás convertiría las vías interoceánicas en una fortaleza hos il a todos, como el Sund, como Alen o Gibraltar, y que por la naturaleza misma de las cosas no podia ser amenaza para nadie.
Basté que se firmara este Tratado de 1848. cia yo hace 30 o más años, y que se construyera el ferrocarril interoceánico, mediante privilegio incomparablemente liberal, concedido por Colombia a la Compañía norteamericana que ha hecho allí su fortuna, para que el mundo presenciara uno de los espectáculos más extraordinarios del siglo xix, Verdaderas corrientes humanas, llenas de vigor y juventud, temerarias y valientes, que, con la vista fija en la naciente y dorada Sacramento, llevaban a ella, unas el espiritu yanqui de iniciativa, otras la libre actividad germana, otras el ardor de los latinos, y todas juntas la ambición y las ardientes tentaciones de la riqueza y la fortuna, se dirigieron desde diferentes partes de la tierra, hacia California; y esta antigua residencia de Misiones, centro ya de la actividad de todas las razas, que a su paso por el Istmo dejaban su contingente a favor de la fortuna americana, representada en el ferrocarril, y a Panamá sólo el recuerdo y la responsabilidad 443 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.