Sir Gochen, deseoso de agotar todos los recursos, visitó aún al Canciller Bethmann Holweg, siendo entonces cuando oyó de labios de éste la preciosa confesión de que era sensible que por una palabra NEUTRALIDAD, por un simple pedazo de papel la Gran Bretaña guerrease contra una nación que sólo deseaba ser su amiga.
Dando cuenta de esta entrevista, Sir Gochen redactó un telegrama a Mr. Grey que fué depositado y admitido en la oficina de Berlín a las de la noche del de agosto de 1914; y tal telegrama, dice Gochen. parece que nunca fue trasmitido. Para qué iba a serlo? Ya era público que el dia de agosto el Canciller del imperio alemán había hecho en el Reichstag, la solemne declaración, que quedará registrada en la Historia como la más inaudita página de desaprensión y cínica jactancia de un gobierno civilizado.
Mil veces se ha divulgado y comentado en la prensa la declaración del Canciller. Séalo una vez más en toda su integridad. Nos encontramos, dijo en estado de legítima defensa y la necesidad no conoce leyes. Nuestras tropas han ocupado Luxemburgo y, tal vez, han penetrado ya en Bélgica. Esto está en contradicción con las prescripciones del derecho de gentes. Es cierto que Francia ha declarado en Bruselas que estaba resuelta a respetar la neutralidad de Bélgica tanto tiempo cuanto su adversario la respetase. No obstante, nosotros sabíamos que Francia estaba lista para invadir Bélgica.
Francia podía esperar, nosotros no. Un ataque a nuestro flanco en la región del Rhin podía sernos fatal. Es por estos motivos por lo que nos hemos visto forzados a hacer caso omiso de las protestas justificadas de los gobiernos de Luxemburgo y Bélgica. La injusticia que ahora cometemos la repararemos en cuanto nuestro fin militar sea alcanzado. Aquél que está amenazado, como estamos nosotros, a quien lucha por su bien supremo no le es permitido pensar sino en el medio de salir avante. Nosotros nos encontramos unidos a Austria. Con lo escrito, que ello sólo se comenta, podríamos ahorrarnos todo lo que pudiéramos decir para demostrar que la misma Alemania, con toda conciencia, con un impudor político desconocido hasta ahora, se ha impreso el estigma de violadora del derecho, de la ley y de la justicia. Las declaraciones de Bethmann Holweg son hechos concretos, terminantes, no rlésmentidos sino sancionados por el imperio alemán. Serán frases históricas como ci apres moi le deluge que en al hora salió de los labios del monarca francés.
Cuanto pueda decir Alemania de las intenciones de Francia y del móvil que llevó Inglaterra para intervenir en la lucha, no dejan de ser hipótesis sin valor alguno con el sólo objeto de presentar un ridiculo atenuante; pero lo declarado por Bethmann Holweg, en pleno parlamento, es la afirmación rotunda de un gobierno que se confiesa culpable del delito que ha cometido. Después de esta confesión todo lo demás que en el transcurso de la guerra ha hecho 441 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.