que fue La palabra del señor Cónsul de Costa Rica en Barcelona, hace dos años.
La inmutable Ley sés, ríg miseric juzgar; ble Jeh judíos; el odio dos fue reforma dor y Césares ΕΙ transfo: mano Aquél humild quien La dida Cristo, ideales sado.
las per Pese a cuantos por tradición, por ofuscamiento o por egoísmo simpaticen con la Alemania combatiente, sus esperanzas y su fe en la victoria del Emperador Dios se verán defraudadas. Es más; si lo que cada vez se va haciendo menos posible, si el triunfo de Alemania llegara a ser un hecho, no sería definitivo. Una transición más, un retardo no muy prolongado en el paso adelanle, pero el paso se daría fatalmente.
La Historia, que en detalle puede tener ficciones, pero que en conjunto es verdad, no en balde nos ha dejado sus enseñanzas, y sólo los ciegos o los obtusos de entendimiento pueden negarse a reconocerlas.
Tomando por origen a Jesucristo, cuatro han sido las convulsiones más hondas que ha tenido el mundo. La primera, la aparición del Redentor; la segunda, el descubrimiento de América; la tercera, la Revolución francesa; y la cuarta, la lucha horrorosa que estamos presenciando. Analicémoslas sucintamente, una por una, y veremos que en todas ellas se produjo el choque entre las dos fuerzas capitales. Separamos de nuestra intención toda idea y toda frase que pueda hacerse sospechosa de irreverente y molesta para las creencias ajenas. No es nuestro propósito herirlas, pues para todas tenemos el más profundo respeto.
Jesucristo, Hombre o Dios, fué un innovador, un profundísimo reformador. Su doctrina tuvo que luchar con los dos enemigos más poderosos de la época: el paganismo romano y el judaísmo mosaico. Uno y otro vieron, adivinaron su destrucción en el Cristianismo; uno y otro le persiguieron con ferocidad. El uno contaba con la fuerza; el otro con la tradición. su lado estaban las costumbres, los intereses, las concupiscencias y el derecho por ellos establecido. Roma, en el derrumbamiento de su Olimpo, previó el de su imperio. El poder de los Césares y el empuje de sus legiones no eran bastante para contener la inundación del nuevo derecho, el derecho del Nazareno que proclamaba, en esencia, la fraternidad entre los hombres. Judá e Israel vieron minados los fundamentos de su ley cuando, presentada la mujer adúltera a Jesús para que, según la ley mosaica fuera lapidada, el Divino Maestro llamaba al que estuviera libre de pecado para Roma Pedro seno la doct zamien siglos externa Fué ést Los su suce apoder: nas acu testante Luis y, apar que dic de la II gense, que los Castilla Santo en su Fel 434 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.