or io I En un sistema como el que describimos, la escuela no prepararía para el colegio ni éste para la universidad, ni, finalmente, esta última exclusivamente para las carreras.
Las tres serían casas de estudio, cuyas enseñanzas estarían adaptadas a las edades y necesidades de los alumnos que las concurrieran. La correlación entre un instituto y el que le siguiera, verbi gracia, entre la escuela y el colegio o entre éste y la universidad, no sería hecha considerando cada instituto como unidad completa, sino que en este caso la unidad sería la asignatura aislada o el grupo de asignaturas afines. Así como en un mapa se ve a un río o grupo de ríos atravesar los límites internacionales abandonando el territorio de un país para penetrar en el vecino, así también el estudiante que mostrara especial predilección por las ciencias naturales, verbi gracia, podría abandonar la escuela y penetrar en el colegio y luego en la universidad, embarcado, diremos así, en la corriente de sus estudios favoritos. Quedaría al arbitrio de estos institutos el obligar a los estudiantes a progresar multáneamente en varios cursos a la vez, en este caso a botánica y la zoología y tal vez la geografía física.
Pero no nos preocupen las reglamentaciones y los planes. El principal cuidado del Estado en punto de planes debe ser el no imponer ninguno, ofreciendo, en bio, la oportunidad de que cada individuo formule el suyo, dictado por sus propias conveniencias. No haya temor de que el individuo use de esa libertad en detrimento de su interés, que tal sería descuidar estudios que le fueran necesarios. Ved lo que ocurre con el sastre, con el relojero, con el pintor, con el mueblero: todos ellos trazan el plan de las actividades que les permitan ir enriqueciendo su experiencia; tal de ellos se siente flojo en determinadas actitudes y busca reforzarlas buscando un taller apropiado; tal otro, con ambiciones mayores, quiere dominar todos los secretos de su arte para establecerse por su cuenta. La patente de idoneidad es asunto que debe quedar librado a la gran ley de la oferta y de la demanda. Cuando necesitáis buen sastre, un carCam 407 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.