Sucesivamente se han libertado las instituciones de enseñanza de su rol servil meramente preparatorio. Fué un gran día cuando se proclamó que la escuela primaria debía impartir una educación general; fué otro gran día aquel en que se adjudicó a la instrucción secundaria un rol de educación general, en contraposición a la función tradicional de mera preparación para la universidad. Falta ahora extender ese concepto ennoblecido de la educación una etapa más, y considerar que la universidad misma no es necesariamente un instituto preparatorio, esto es, preparatorio de cierta profesión específica, sino un centro de actividad cultural ilimitada, que consagre el criterio moderno que hace de la educación un ejercicio social más alto que el que consiste en la mera comunicación de ciertos conocimientos particulares.
Lo singular es que mientras la universidad no adopte esta orientación más libre y amplia, ninguna de las instituciones que la preceden, esto es, el colegio secundario y la escuela primaria, podrán ejercitar libremente la que el consenso universal les ha señalado. esto ocurre porque teniendo la universidad un carácter puramente profesional, sus procedimientos se hacen restrictivos, en vez de estimulativos, como correspondería a una casa de educación. no puede ocurrir de otro modo, porque es la universidad, es el Estado quien adquiere la responsabilidad de garantizar la competencia de los poseedores de los títulos que ella otorga; títulos que son en sí una como prebenda, que desde luego habilita para ocupar los numerosos pu desempe «Cul rrera pro de estud facultad cundaria guir esa reflejo con resi colegio se some nales, qu una com Con un antic contagia material aulas es serle ca colegio la fuerza ción de ΕΙ cuela pr Superior de Farmacia, etc. etc. El mal, la raiz del mal, no está, pues, en las universidades. Habré de repetir en este pie de página mi viejo estribillo? Mientras la Universidad no constituya dentro del Estado un sistema orgánico distinto, solidario de los otros sistemas, pero no subordinado a ninguno de ellos, y mientras existan titulos o diplomas para restringir la libertad profesional, serán paños tibios todos nuestros intentos de remedio o de combate frente al pecado capital de la enseñanza, en la República Argentina o en Costa Rica Solamente un diploma es indispensable para un profesional, médico o albañil: el de HONRADEZ. este diploma, no lo sabe todavía conferir ninguna Universidad.
elias JIMÉNEZ ROJAS versidad mientos bido sc alumno tan eno!
men act cación mucho de ensei ria tene mayor 404 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.