deci rrend auto admi habr trofe sepu Mige necesitaban un buen descanso. Pero nosotros no podemos ya alegar cansancio por lo que hicieron los abuelos de nuestros tatarabuelos hace más de tres siglos. tampoco necesito añadir que este ambiente es muy poco favorable para la renovación de un pueblo. ello, porque los renovadores no sólo tendrán que luchar con las dificultades propias a la empresa que se hayan propuesto, sino también contra una atmósfera que les disuadirá por todos los medios de intentar novedades, que los excitará a no moverse sino por los senderos conocidos, que les sugerirá la duda de que están persiguiendo alguna locura quijotesca, y que les recordará que la esencia de la sabiduría consiste en no meterse en aventuras.
El valor de un pueblo, empero, no consiste sino en la suma de aventuras que hayan llevado a término sus hijos.
Porque toda creación es aventura, incluso la creación espiritual. Dónde empieza, en efecto? En una hipótesis arriesgada, que la investigación posterior corrobora o rechaza. Pero hay que empezar por aventurarse, y yo conozco españoles que si no llegan a producir ideas originales, no es por falta de capacidad, sino por horror a esa primera aventura espiritual que de momento tiene que pertubar el equilibrio establecido por las ideas que poseen. lo que se dice de la creación espiritual se extiende a la obra económica, a la invención científica, al ensayo moral y a la experiencia política.
Esta falsa creencia de que debemos ponernos en guardia contra nuestro espíritu quijotesco se halla tan arraigada y difundida, que hace cometer errores verdaderamente garrafales a hombres de genio. Voy a mostraros un ejemplo eminente. Ningún enemigo de España se atreverá a acusarnos en público de que las últimas guerras coloniales, que culminaron con la desgraciada guerra de 1898, fueron de iniciativa española. Buena parte de nuestra población colonial se sublevó contra nuestra soberanía en 1895. Tratamos de mantener nuestra soberanía lo mejor que pudimos y en medio de estas dificultades surgió la intervención de los Estados Unidos en favor de Cuba. Lo que se puede Quij pens quijo por colon había doble no er hacer mas diese volve de un deral total vigor Espa ces. impri dond drían ción, espire suerto confit Santi jote, cació tunad 326 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.