De los relatos de Historia Sagrada que aprendi en la escuela, ninguno me ha impresionado tanto, durante toda mi vida, como el de la Torre de Babel.
Nunca podrá ser imaginado más terrible castigo contra la soberbia de los hombres que éste, de la confusión de las lenguas.
Mientras no nos entendamos, la torre de la sabiduria no se levantará.
Las ciencias particulares (la mecánica, la quimica, etc. van construyendo fragmentos, nada más.
Yo no considero buen trabajador, en ningún orden de cosas, al que no procura hablar en términos precisos.
El pueblo más culto a mis ojos es Francia, porque es el único del mundo en que un sabio puede hablar a su portera correctamente y sin esfuerzo y ser comprendido por ella.
La sinceridad como todo pide manera y medida. estas nos son suministradas por la máxima de moral universal que exige en cada circunstancia hacer aquello que quisiéramos que nos fuera hecho. la sinceridad asi limitada, solamente bienes he visto producir, para el sincero y para los que le rodean, en la casa o en la plaza pública.
Yo no creo que pueda caber mayor sinceridad en quien escribe para un periódico que en quien conversa honradamente con un vecino.
No hablemos de «sentimientos religiosos. Estoy dispensado de volver a decir que yo no doy gran importancia a su influencia en la conducta del hombre.
Hablemos de las creencias religiosas.
Todas, bien examinadas, se reducen a una sola: la creencia en una sanción inevitable, para todos nuestros actos. Creencia que se podria formular asi: a una vida sigue otra vida, y en ésta se cosecha lo que se sembro en la primera.
De una manera terminante también, pero más general todavia, la ciencia hace nacer la misma convicción: la de solidaridad en el tiempo y en el espacio entre todas las formas de vida.
Para comprenderlo, no es preciso que piense en los hijos y en la herencia. Yo fui un niño hace más de 40 años, en tiempo del Presidente Guardia. De ese niño no queda nada: todos sus tejidos han sido completamente rehechos; algunos, varias veces. He reencarnado sin echarlo de ver, y cosecho ahora lo que entonces sembré.
No hay más que una moral, y ella es cientifica y religiosa a la vez. Cura o no la sífilis el novarsenobenzol. No estando en condiciones de dar a Ud. una buena respuesta, he trasmitido su consulta a un entendido. Aqui está la contestación. El novarsenobenzol, aplicado a tiempo y en dosis convenientes, cura la sífilis, salvo en los casos arsenoresistentes; en éstos, la reacción de Wassermann queda «irreducta» a pesar del tratamiento arsenical y hay entonces que recurrir a los sistemas antiguos: mercurio, etc.
Se sobrentiende que no hay una cantidad determi303 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.