bre escribió versos durante todo el curso de su vida. Se sentía gran poeta. Su sentimiento no le engañaba. Tenía indudablemente capacidades para haber sido un gran poeta. No lo fué, sin embargo. Por qué? La explicación del señor Rojas me parece excelente. Quien vivió errante, hambriento, cautivo, prisionero, militante, menesteroso, pícaro o bohemio, no gozó, ciertamente, del vagar necesario para limar y retocar sus obras. Hay siempre algo de improvisado en las poesías de Cervantes; pero confesamos que lo hay también en la mayor parte de su prosa. ello lo ve muy claro el propio Cervantes, cuando dice en su apéndice al Viaje al Parnaso que «en el poeta pobre, la mitad de sus divinos partos y pensamientos se los llevan los cuidados de buscar el ordinario sustento. Cuando Cervantes concibe el Quijote no sólo está cansado y desilusionado, sino también fracasado y aún. desmoralizado (no olvidemos la causa de la prisión o prisiones que padeció. como las fuerzas humanas tienen su límite, es necesario que al publicar Cervantes su gran obra anhelase el descanso como máximo anhelo, y que su corazón dictase a sus palabras y a sus invenciones ese profundo e irresistible deseo de reposo que el lector cándido percibe en cada una de las páginas del Quijote. Con qué podía soñar, después de su vida aporreada, aquel melancólico Cervantes, viejo, pobre, tullido, enfermo, fracasado, desesperanzado, si no con descansar? Cuando se piensa en la vida de Cervantes es cuando se comprende mejor el Quijote, que no es, por otra parte, ningún libro esotérico. Sólo de cuando en cuando alude en su obra a las cosas y personas de su tiempo; pero el recuerdo de su propia vida, de sus ambiciones, de sus sueños y de sus desventuras tiñe todas las páginas del libro, don Quijote es el mismo Cervantes, desposeído de circunstancias baladies, pero abstracto, idealizado, elevándose por encima del tiempo y del espacio hasta tocar el corazón de cuantos hombres han puesto sus sueños más arriba que sus medios de realizarlos.
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