trastrigo, sin considerar que muchos van por lana y vuelven trasquilados?
Esta emoción, este deseo de que Don Quijote se recoja en su casa no hace sino acrecentarse en todo el curso de de la obra. precisamente cuando el héroe se entusiasma y expresa las palabras sublimes. Hemos de matar en los gigantes la soberbia; a la avaricia y envidia, en la generosidad y buen pecho; a la ira, en el reposado continente y quietud del ánimo; a la gula y al sueño, en el poco comer que comemos y en el mucho velar que velamos; a la lujuria y lascivia, en la lealtad que guardamos a las que hemos hecho señoras de nuestros pensamientos; a la pereza, con andar por todas las partes del mundo buscando las ocasiones que nos puedan hacer y hagan, sobre cristianos, famosos caballeros. entonces es cuando se nos redobla el ansia por ver a Don Quijote tranquilo en su lugar. Si queremos que la novela continúe, es para reirnos de los golpes y de las burlas de que es objeto el héroe; pero tan pronto como notamos que ese género de regocijo sólo nace de nuestra crueldad, sentimos vergüenza de nosotros mismos y pedimos al Cielo que devuelva a Don Quijote el juicio, y con el juicio el sosiego y el reposo. cuando Don Quijote alaba a Sancho su elogio del sueño. Bien haya el que inventó el sueño, capa que cubre todos los humanos pensamientos, manjar que quita la hambre, agua que ahuyenta la sed, fuego que calienta el frío, frío que templa el ardor. preguntamos al héroe. por qué, noble hidalgo, no has pensado toda la vida de este modo?
Las únicas risas de que el lector no debe avergonzarse en este libro son las que siente cuando Don Quijote volvía al pueblo, y Rocinante. conociendo la querencia, con tanta gana comenzó a caminar que parecía no poner pies en el suelo. Pero, después de reir de cuantas malandanzas acontecen a Don Quijote en los caminos, y de las burlas del Bachiller y de los Duques, y de Moreno, y de todo Barcelona, cuando el hidalgo manchego la recorre con un cartel en las espaldas, se siente como un encogi295 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.