profunda, en que dice Hamlet. Así es como el vivo color de la voluntad natural desaparece al pálido reflejo del pensamiento. trastri ven tra Es en su de la y expr gigant nerosic y quier mer o a la lu que he pereza las oca En cambio, no bien Cervantes nos dice que su héroe, rematado ya el juicio, da en el extraño pensamiento de irse por el mundo con sus armas y caballo a deshacer agravios y correr peligros para el servicio de la república y aumento de su fama, sentimos anhelos de advertirle con cariño. Dónde vas, generoso caballero, pobre, viejo, con tu rocín flaco, tu celada de cartón, tu magín trastornado por «la razón de la sinrazón que a tu razón se hace. Dónde vas, pobre Don Quijote, sin conocer siquiera que cuantos nombres peregrinos y músicos pongas a las cosas no podrán convertir a tu rocín en Rocinante, ni a Aldonza Lorenzo en Dulcinea del Toboso, ni a Alonso Quijano en don Quijote de la Mancha?
Pero Don Quijote no escucha las prevenciones del lector. Siente tanta prisa por recorrer el mundo según son «los agravios que piensa deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, abusos que mejorar y deudas que satisfacer. Don Quijote está impaciente; pero el lector ya se figura lo que puede acontecer al triste caballero en sus andanzas, y tan pronto como se halla en la venta, que imagina ser castillo, y el ventero le recuerda que los caballeros andantes necesitan traer «dineros y camisas limpias. el lector, simpático, le dice. Vuélvete, Don Quijote, a tu aldea, no tomes por doncellas a las mozas del partido; la Molinera no es Doña Molinera, ni la Tolosa Doña Tolosa. en cuanto aprende que su intervención en favor del pastor a quien apaleaba Haldudo el Rico, vale al apaleado nuevos palos, y que por proclamar la belleza sin par de la imaginaria Emperatriz de la Mancha, los mercaderes y el mozo de mulas le apalean hasta dejarle mal herido, el lector de alma buena le dice a Don Quijote con la Sobrina. Quién la mete a vuestra merced, señor tío, en esas pendencias. No sería mejor estar pacifico en su casa y no irse por el mundo a buscar pan de tianos, redobl lugar.
de los pero ta sólo nosotr Quijot cuando «Bien los hus agua que te qué, modo?
La en este vía al tanta en els zas ac burlas todo con ur 294 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.