RE Cuadernos de Precio: FALCÓ Las virgen Clopinel, Homenaje La Escuela Lecturas, La Basilica El Principe Miscelánea La Ciencia 1o La vida que II EI Estado 12 La canción 13 Del moment 14 Homenaje 15 Desde Euro 16 Dialogos so 17 Páginas sel 18 Antologia 19 Malos vecin PRÓ 20 El patio as La alegria del vivir Es preciso, es necesario dulcificar el carácter. Cuando un espíritu pierde la serenidad, esa serenidad que tiene pureza de linfa y que está pregonando a todas horas la excelsitud de la alegría del vivir, cuando se pierde ese don divino, nos tornamos en lastimosa fierecilla, y andamos a poner medror y zozobra en los que nos rodean.
Porque precisamente, si algo nos acerca hacia lo Absoluto y nuestra psiquis se hace digna de Dios, es por la mansedumbre, por la ecuanimidad, por la serena alegría melancólica que nos torna un tanto místicos, si entendemos por misticismo la comprensión luminosamente espiritual de la vida que entona una loa perenne por todo lo creado, a la manera de Francisco de Asís, el dulce vago de la Umbría.
Andar torvo y malhumorado, con el regaño en los labios y la adustez en el rostro, es sembrarse el sendero de las espinas del desprecio y de las ortigas del odio. El irascible anda a todas horas mordido por los mastines de la bilis y lleva adondequiera su propia desgracia, y lo que es peor aún, la compasión que a todos inspira. si hay algo doloroso para un espíritu digno es ser objeto de piedad, puesto que la piedad es ya un indicio grave de inferioridad.
Cuando sentimos lástima por alguien, es porque nos consideramos superiores, y a esa alma que nos sugiere consideración, la hacemos, por un impulso independiente de nuestra voluntad, víctima de cierta depresión espiritual. La dulzura de carácter pone un marcado sello de distinción en nuestras maneras y aligera los contratiempos y sinsabores de la vida. Un poco de alegría en el corazón, que asome a los ojos que son las ventanas del alma, y una regular dosis de serenidad de la buena a todas horas, valen más que las colmadas arcas de oro de un millonario cejijunto y malcontento, que daría sus montañas de discos fulgentes y resonantes por un grano del oro más preciado aún de la serena alegría del vivir, EDMUNDO VELÁSQUEZ Eos Lect PUN EN SAN Jos editores; Torm EE CARTAGO: ALAJUELA: HEREDIA: PUNTAREN LIMON: Pro LIBERIA: ESPARTA: ATENAS: GRECIA: HU SAN RAMO JUAN VIÑA PURISCAL: SANTA ANA NARANJO: ZARCERO: DESAMPAR SANTO DON NUESTR ciones «Eos. Ediciones Min Tormo, al lado San José, octubre 1918.
Imp. Falco y Borrasé 288 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.