ella Ud. no sal verá es la tangib las me La razón (Vea Eos nº. 79, Pág. 97 y siguientes)
lante, finita.
Para homb.
porn advie mente errore la raz denci Po las Sostengo que sólo por su propia Razón puede llegar a la verdad el hombre. Sólo por su razón. Sólo por el ejercicio de las facultades de su espíritu. Tomo aquí la palabra razón, no en el sentido rigorosamente filosófico, sino como la totalidad de las fuerzas propias de nuestro ser que sirven para el conocimiento. La razón! Cuando la engañan a cada paso los sentidos y la extravían las pasiones; cuando, aun librándose de extrañas influencias, incurre cien veces en error y se ve sin cesar condenada a corregirse; cuando, por lo que nos enseñan sus mismos anales, ha persistido en algunas de sus ilusiones siglos y siglos; cuando, según Ud. puede experimentar por sí, está en constante vacilación y en perpetua duda. Qué va Ud. a fundar sobre piedra tan movediza que todo viento tuerce? Pretendiendo conocer la Naturaleza formula doctoralmente las leyes del mundo; y fenómenos (que antes no observó) vienen a desmentirselas. Descubrimientos no pocas veces casuales bastan a destruir los sistemas que mejor concibió y parecian más sólidos. No hablemos de sus lucubraciones filosóficas. Forja con frecuencia teorías que por de pronto seducen: se encarga ella misma de deshacerlas.
No piensa en un hombre lo que en otro hombre, ni en un pueblo lo que en otro pueblo: vive en eterna contradicción consigo misma. Pobre ciencia la que en las co las sis er lagro: name que mento las fin ng a sus acas peño cada fuese mos mos 278 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.