cer su industria y emitir su pensamiento. Es sincero el franco bandido que, en Sierra Morena o en Calabria, Parrón o Pascual Bruno, se echa al campo y, en abierta rebelión contra las leyes, desafía el poder social y lucha contra él hasta tropezar, con el garrote o con la horca; pero no lo es la falsa piedad que detrás de la cruz alumbra al diablo, ni lo son aquellos que ocultan sus siniestras intenciones, sus ansias de lucro a todo trance, su concupiscencia, detrás de los baluartes alzados por la libertad y para la libertad. En todo caso, su sinceridad sería cinismo.
La sinceridad es sustancial condición de la eficacia de la prensa y de la fecundidad de la palabra del predicador y del tribuno. De Mirabeau, manchado con todos los vicios de su tiempo, dice el historiador que era un perfecto hombre de bien en la tribuna. La posteridad ha olvidado los vicios del hombre, pero los discursos del tribuno perduran y continúan enseñando. en fin de fines ¿qué es la sinceridad. Es vicio, virtud, necedad, producto del temperamento o qué? Sin duda, virtud cuando se ejercita en sí mismo, y condición ésencial de la prensa también, en otros casos, quién sabe lo que será! Aunque, por lo rara, debe de ser virtud, y también por lo que le choca a la mayoría de las gentes.
QUINTILIANO NUESTRAS COLABORADORAS Fuertes son los que se adaptan Demasiado largo tiempo han sido considerados como seres excepcionales los soñadores, los que, creyéndose por encima de su medio social, se aíslan lo más que pueden, a fin de no ser chocados. Es esto una supervivencia de la opinión favorable que los románticoslos cansados o agotados habían sabido conquistar, y que no parece pronta a extinguirse.
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