ta. 7a los linfáticos pueden ser igualmente sinceros? Los nervios vibran en los unos, la sangre bulle en los otros, la bilis marca su huella en los terceros; en todos ellos, un ademán, los ojos, la fisonomía entera, revelan el pensamiento oculto: sólo la linfa, como las aguas muertas, recela las sensaciones y pensamientos de su sujeto. al combinarse esos temperamentos entre sí, como generalmente sucede, la cosa se complica. Las vibraciones de los nervios y la onda sanguínea, combinados, se mueven con tal rapidez, que antes que la voluntad se manifieste, ya publicaron el pensamiento intimo; la bilis modificará, empeorándolos, las vibraciones nerviosas y los sacudimientos de la sangre; la linfa ahogará los nervios, aclarará la bilis, pero su fondo permanecerá inaccesible a los ojos extraños. La discreción en estos temperamentos es ingénita; pero no cabe en ellos la sinceridad. En cambio, en los otros, la sinceridad corre como de su fuente. y la indiscreción también. aquí de las fórmulas concentradas de la sabiduría humana. Genio y figura hasta la sepultura. Pero si la sinceridad virtud, vicio, necedad o resultado del temperamento de cada uno no se puede ejercer sin graves inconvenientes sino para consigo mismo, en los profesionales de las ciencias aplicadas, en los comerciantes, agricultores, industriales y menestrales, la gravedad de su ejercicio asume proporciones de desastre. Los sin ceros, los verdaderamente sinceros, irán al fracaso irremediable; inermes y, desnudos, serán blanco inerrable a los tiros de los competidores. La farsa zno es la mitad del buen éxito? no se diga que los buenos éxitos de los farsantes no duran, porque los resultados tangibles de ellos son tan permanerltes, como la desilusión y el desaliento de los científicos sin farsa relegados a un plano absolutamente inferior a sus méritos y saber. Quién no ha visto eminencias médicas, por ejemplo, arrastrando una vida de gånapán, mientras que los más obtusos de sus discípulos se hicieron, en poco tieinpo, capitalistas. Quién no conoce abogados probos y muy competentes, sin un 269 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.