Torres Amat, del texto griego: Ti emoi kai soi, gynai. en seguida muestra el evangelista do común entre hijo y madre, la cual dijo a quien correspondía. hagan lo que él dijere. y, aun a su pesar, llegó para Jesús la hora de su primer milagro, según San Juan.
Nada tiene, o muy poco, el error de quien sabe tanto como Benavente. a quien retrata de cuerpo entero su hábil prologuista, que tan bien acertó ahora a presentar a su autor. Conviene a mi propósito la siguiente indicación, valga lo que valga; porque no todos los prólogos merecen la pena de citarse. Lo que no creo, del buen Prólogo, es en «la moral mojigata de la España ensotanada. porque no hay tales sotanas ni mojigaterías, ahora ni en la hora de las novelas ejemplares, o picarescas. Tampoco estoy por la cita del ramplonísimo conferencista bigamo, ni por la ortografía de g, por j, en «trajinar. Pero, con todo, prefiero el prólogo firmado al llamado Soneto que le sigue, sea cualquiera su firma. Por supuesto que digo lo que me parece, sea lo que fuere otro parecer. Nunca he jurado en las palabras de ningún maestro. por fin y postre de está nota biográfica, digo que parecerá escrita al revés, puesto que termina por donde había de comenzar; pero empecé por lo que acababa de leer y me pareció mejor, y así quedó para mucho después la breve censura de una versión errónea, viniendo a terminar por el prólogo casi enteramente bueno. si alguien opinare que lo hago mal ahora, con hacerlo al revés, o de revés, digo, y estoy dispuesto a sostenerlo a cualquier entrevistero impertinente, que me ajusto a la última moda, según la cual todo se hace y anda al revés.
aquí y en todas partes, casi como suena el Prefacio que diariamente oímos los cristianos.
VALERIANO FERRAZ (7 18. 263 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.