gusta, no te obligo a que la prefieras, pero es indispensable que sepas mantenerte sobre ella y manejarla con soltura. No te pido que juegues al polo, entre otras cosas, porque eso me costaría caro; pero es necesario que aprendas a cuidar, ensillar y montar un caballo. Deseo que no tengas que cambiar con nadie puñetazos, estocadas, ni tiros; pero es conveniente que te prepares a ello, como si tales lances fueran cosa cierta. Quiero, además, que puedas remar en esta embarcación y hasta recomponerla y pintarla. Es necesario que aprendas cuanto antes a dirigir un automóvil y que aproveches la primera coyuntura para volar en aeroplano. En vez de trepar por una cuerda en un gimnasio, vas a sujetar ésta a la reja de mi ventana y a descolgarte rápidamente desde la altura de dos pisos, como si huyeses del incendio de la casa. Si todo esto te divierte, como es de esperar, me alegraré mucho; pero si te enoja, es lo mismo. De igual modo que no se han consultado tus preferencias en literatura, en ciencias naturales, en matemáticas o lenguas vivas, porque todas estas cosas se han considerado indispensables a tu instrucción general, considero necesario a tu educación todos esos y otros muchos ejercicios, porque a más del bien que reporten a tu salud, no sería prudente lanzarte.
a la vida sin que tus músculos hayan aprendido todos los movimientos usuales. Una educación física así entendida debería establecerse de este modo. Antes de la pubertad, nada de esfuerzos ni deportes, y, sobre todo, nada de gimnasia atlética o acrobática con pesos o aparatos; simples juegos y danzas al aire libre y cultivo progresivamente graduado de los ejercicios naturales de locomoción; marcha, carrera, salto, natación y otros análogos, como el de patines y el alpinismo, ejercicios que pueden recomendarse a todos sin distinguir edades, sexo ni profesiones. Pero una vez pasado el período crítico de la pubertad, los jóvenes y adultos deben aprender, y es indispensable que sepan tirar las armas, montar caballos y bicicletas, colocar los arreos de un carruaje y guiarlo, dirigir motores, manejar remos, 243 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.