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antes a coyuntu una çue mi vent de dos todo es mucho; no se Acaso alguno repute herética esta última afirmación; pero la hago con maduro y profundo convencimiento, y en otra ocasión me detendré a razonarla. mi juicio, para que la educación física sea espontánea, para que entrely arraigue en los gustos y costumbres de la generalidad, es necesario que sirva para «llegar. porque llegar es la primera necesidad de nuestros contemporáneos. En este punto participo de la opinión de Coubertin, hombre inteligente y muy experimentado, que no hace mucho tiempo daba una interesante conferencia sobre este asunto en el Touring Club de Francia. quiénes son los que llegan en la sociedad actual. Son los más bellos, los más equilibrados, los más sanos. Son los más sabios y los más trabajadores? Estos últimos lo merecerían ciertamente; pero la justicia anda cojeando por el mundo. Los que marchan a la cabeza son siempre, y en todas partes, los más desenvueltos, los más arrojados, los más aptos para plegarse a las exigencias de la vida, salvando diestramente todas las situaciones.
Es de necesidad, por tanto, inquirir cómo pueden hacerse personas decididas. Los viajes, el conocimiento de las lenguas vivas, el hábito impuesto a los niños de que por sí mismos dirijan muchos de sus asuntos personales dentro de la esfera en que se mueven, son, sin duda, recursos útiles, pero el verdadero y poderoso medio es la práctica, no del «ejercicio. sino de los «ejercicios» corporales. La diferencia es esencial; muchos jinetes, tiradores de armas o cazadores son perfectamente inhábiles para manejar sus negocios; por el contrario, un joven adiestrado en los diversos ejercicios será por regla general, hombre desembarazado para todo.
Es preciso, pues, renunciar al cultivo exclusivo y a las hazañas de un deporte determinado y a todo ejercicio que especializa, persiguiendo la maestría; lo que interesa, higiénica y prácticamente, es imponer a todos el movimiento en sus variadísimas formas.
El padre ilustrado dejo la palabra a Coubertindebe hablar de este modo a su hijo. Si la bicicleta no te ciencias todas e instruco todos e bien qy a la vic movimi Un cerse zos nie o acrol zas al los eje salto, alpinis.
disting sado el tos del armas, un car 242 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.