nas observaciones a la escasez de gramática, en lo que nos atañe.
Dice don Silvestre que «Eremita ignorando la verdadera causa del deprecio de nuestro actual medio circulante, o lo que es peor, queriendo atribuirla a razones que sólo son admisibles en las aulas de estudio como vagas teorías de escuela, trata de llevar al espíritu popular la desconfianza en los billetes. Según esto y por expreso reconocimiento de don Silvestre, somos hombre de escuela, es decir, hombre de principios. Muchas gracias, aunque a renglón seguido se permita juzgar nuestras intenciones, calumniándolas seguramente. Pero más adelante dice. y como la moneda que se trata de desprestigiar. por los que siguen la doctrina oportunista, sea la religión económica de Eremita. Hemos quedado perplejos y sin saber lo que somos en el concepto de don Silvestre Romero.
Hombre de principios y oportunista? No puede ser: lo uno o lo otro. Aquél es un hombre que como particular o como escritor o como estadista, habla, escribe y obra conforme a los principios que profesa; y éste es uno que en todas las situaciones de su vida habla, escribe y obra conforme a las circunstacias del momento; y como esas circunstancias pueden cambiar y cambian de continuo, su criterio cambia como ellas o como cambia la veleta según la dirección del viento. en esta contradicción manifiesta de don Silvestre Romero se puede observar el desgraciado consorcio de sus dos escaseces en terrible conjunción. Qué diremos de la cuasitotalidad del avío de don Silvestre, su patriotismo? Nada! El patriotismo se prueba por obras y no conocemos las de don Silvestre. Si las conociéramos, quizá hallaríamos en ellas más de una ilustración de las prácticas oportunistas, muy en boga, según él, como que han enfermado gravemente la esfera más alta de nuestro medio social.
Al saludable consejo de no recibir un solo billete americano, vamos a corresponder con otro más sustancioso y hacedero: no escriba de balde.
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