balco de al sas, y mesa TA los nera de un niño mimado, y como no «comprende la inexorabilidad de la vida y el turno de las cosas, las adquisiciones y jerarquías, se revuelve contra la vida y lo constituído, con pataletas y subversiones de niño. El joven tiene la actitud impertinente del amo, del «romántico. del incomprendido, siendo él quien no comprende. No se ha de olvidar tampoco la lujuria, que lo mantiene en una constante fiebre, en una depresión nerviosa, en una inquietud fisiológica, en un estado propenso al pesimismo. El varón perfecto, en contraposición al joven, es el viejo, reverenciado por los antiguos, santificado en las escrituras. Los años son los que dan la sabiduría: el tipo del hombre modelo es Matusalén.
Hé aquí cómo se expresa un escritor de extraordinario fuste. La juventud ha sido enjuiciada; la causa es formidable; no falta más que un severo y definitivo fallo.
el fle enmo gan identi da el que que fi Somos viejos; lo sabemos, jay Posthumo. pero no caeremos en el absurdo de increpar y calumniar a los jóvenes. No hay prueba más notoria de la caducidad. Si nuestro pulso tiembla, si nuestra planta insegura vacila, nuestra alma aún puede florecer. Nuestro tronco caerá abatido; pero oloroso como el sándalo. Estudiaremos siempre, para que nuestro cerebro no se endurezca; lo amaremos todo, para que nuestro corazón no se petrifique; viviremos con la juventud en comunión espiritual, para que nos preste su calor y nos perdone nuestros errores y desfallecimientos. Lejos de odiar las nuevas auroras, las saludamos con la fervorosa unción del neófito; nos empaparemos en sus azuladas neblinas; nos bañaremos en sus fulgurantes destellos; escucharemos sus aleteos trémulos y el rumor magno de la vigorosa eclosión de sus brotes; consagraremos como ritos los alegres introitos; nos embriagaremos con los ensueños y las románticas leyendas: lo amaremos todo y no seremos viejos. cuando la postración nos rinda, y muestre nuestro cuerpo bajo la inmaculada sábana, nuestra postrera rigidez, manos amigas abrirán los nosot vigor apoya cedro nuest culo.
y nue tras de la pecho nos cítara debili relám inder cimos influj ma 210 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.