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ralidad, posea.
ble par rece decir claro, que piensa con Platón y con nuestros místicos españoles, que ponen sólo en Dios la belleza, como el bien y la verdad.
Pero aun siendo platónico, quizá por lo de místico, no querría el Sr. Pi echar de su República a los poetas. por ciudadanos perniciosos. cual pretendió Platón. quién sabe si por serlo también, y poeta dramático ya que dialogó su filosofía. o por aquello otro de «genus irritabile vatum. Eso sí que no fué don Francisco, descompuesto con nadie, sino más bien amable, como el santo de su nombre, y amador de toda hermosura. Hay que leer, y pensar sobre ellas, las páginas 23 y siguientes, para entrarse por el alma del autor. En vista del sacrificio de Ifigenia, no exclama con Lucrecio. Tantum relligio potuit suadere malorumy; sino que dice bastante sobre la evolución de los sentimientos humanos.
No hay página en este Diálogo, donde no pueda estudiarse mucho; y no sólo de bella filosofia, sino de un bello espíritu mal comprendido por muchos de la letra que mata, incapaces del espíritu que vivifica. Aprendan, por vida suya, nuestros pedantes modernistas lo que piensa de autores clásicos, y en particular de la lengua griega, el gran rebelde espiritual (pág. 40. Del castellano. Véase lo que dice este señor, catalán de nacimiento. De los idiomas modernos de Europa ¿por qué no decirlo. para mí es el más bello el de Castilla. En él predomina también la vocal o, y hay una fácil trabazón de vocales y consonantes: abundan más las voces polisilábicas que las monosilábicas, y de las polisilábicas no todas llevan en la misma sílaba el acento. La mezcla de las voces que distinguimos llamándolas agudas, graves, esdrújulas, lo hacen armónico y, por lo tanto, bello. Por supuesto que arguye «Carlos. pero «Eusebio» lo explica todo. en filólogo. como sabio que se sobrepone a toda nacionalidad, grande o chica. Modelo de discusión se halla en la página 41.
Muchas de las siguientes se consagran al rico tópico de la «armonía» que siente «Eusebio» en la naturaleza y suele escapársele a «Carlos. del oido estético.
En lo humano, cuerpo y espíritu racional, y en el arte, bello y útil (todo arte es bello, a su modo. sigue mostrándose la «serie. y la «armonía» dominando el concepto de lo bello, por cuanto sujeta lo vario y múltiple a la unidad alma, o «forma. de toda belleza y hermosura. Todo eso consta en la página 48, donde suena un eco de San Agustín, claramente.
Por fin, termina el bello diálogo sobre la Belleza, sin lógica definición; pero reconociendo ambos amigos, que se trata de algo más subjetivo que objetivo, lo cual, como Dios, está en el alma racional y en todas partes, para quien lo siente y, con amor, desea conocerlo.
dad, su ciertos crédito.
ño capi puede superio cos hor dad, in les yn queza gio que Esto cu por los no a Judicial temor, la ley razones las tres 198 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.