Proudhon

reventables del todo ante cualquier tribunal de examen social y político.
Entiendo que habla por boca de «Eusebio. y dice muy bien. En alas del amor podemos realmente llegar a bellezas superiores, pero nunca a la que soñaron Platón y los místicos. sigue hasta dar de manos a boca con San Agustín y su bella frase. Omnis pulchritudinis forma unitas est. como el sabio Santo de los Sermones, aunque platónico, era muy respetuoso de Aristóteles, y éste definió el alma. forma del cuerpo. resulta que la «forma» es alma de las cosas y su belleza la unidad, puesto que «una» es el alma y «vario» el cuerpo. Con todo eso, no puede darse definición lógica.
Porque lo bello es cosa de amarse y conocerse; o de conocer y amar, que no de sólo conocer; si bien todo conocimiento, de por sí, no deja de ser cosa bella objetivamente considerado por quien guste de conocer. Bella es una demostración, por ser «uno»
lo demostrado y «varios» sus argumentos.
Siguen ambos conversadores. causeurs, más claro, acaso. mostrando cada vez más su «realismo» y «nominalismo» respectivos; sin ser escolásticos, por supuesto, sino porque las Musas amaron siempre la causerie. amant alterna Camenae. Pi y Margall, antes que político, fué amante de lo Bello y las Bellas Artes, testigo la Historia del asunto, aunque no acabada, bastante para hacer apreciar a su autor, que también lo fué, en grande parte, de la obra monumental «Recuerdos y Bellezas de España. donde campea su correctísimo castellano. Qué diferencia de otros sus comprovincianos, que aparentan desconocer la lengua nacional. Este Diálogo, el de «Las luchas de nuestros días. la sabia «Introducción a las Obras del Padre Mariana. sus «Nacionalidades. lo de «Historia de América» y todo cuanto escribió y habló puede ofrecerse como texto del idioma. El Diálogo de que se trata ofrece muy claras y brillantes huellas de sabios clásicos en su asunto, desde Platón y las «Eneades» de Plotino, hasta estetas modernos, y particularmente Milá y Fontanals, Addison, Hugo Blair y Hogarth. con sus eruditas lecturas, nuestro gran pensador se queda original en su «diatriba» helénica.
Lo mismo le sucede, como filósofo y sociólogo. Alguien lo ha tenido por hegeliano, alguien por fiel discípulo de Proudhon.
Pero es cual si trataran de «Las Veladas de Sampetersburgo. que de cierto leyó Pi y Margall. Su mente es un espejo que retleja. pero pone más de suyo que de lo ajeno. Creo que esto se ha dicho ya, y repetido, por quienes saben más que yo; mas no importa. lo repetido gusta. si es verdad. Cosas pura y absolutamente bellas no las encontrarás en el mundo. dice el autor por boca de «Eusebio. lo cual pa197 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.