TOMO VII SAN. JosÈ, SetiemBRE 1918 NÚM. 85 Administrasión: Propietarios: Avenida, Este, 42. Falcó y Borrasé San José, Apartado 638 APUNTES RECORTES EOS LOS DEFECTOS JUVENILES no nacen de una raíz intrínsecamente mala, sino de un desorden; de una exageración o extravío de tendencias naturales, que, reducidas a sus rieles y límites, pueden ser resortes de acción eficaz y bienhechora.
Esto que se aplica generalmente a los defectos de la juventud, conviene de un modo especial a uno de sus vicios más característicos, es a saber: la petulancia.
Petulancia es voz latina que viene del verbo petere en su sentido de acometer. Es, por consiguiente, muy cercana parienta de la acometividad.
El cachorro que siente en las encías la comezón de los dientes que le salen, tiene natural apetito de morder; y el cordero siente apetito de topar, cuando le están apuntando los cuernos. Una cosa parecida le acontece al muchacho.
Salido de la impotencia infantil, que le hacía depender en todo del auxilio ajeno, y a medida que va adquiriendo fuerzas, siente una comezón o apetito de ejercitarlas y mostrarlas. Por la fuerza se cree superior a la debilidad, que antes experimentaba en sí mismo, y ahora, en desquite, quiere evidenciar en los demás.
De ahí el apetito de superar, en todos los órdenes, característico de la edad juvenil, y de cuya exageración o perversión se origina la petulancia. Para mostrar sus fuerzas se siente propenso a acometer a cuanto se pone a su alcance. Con los inferiores, le mueve la petulancia a menospreciar y burlar. Con los iguales, a contender. Con los superiores, a medirse con ellos y negarles el debido respeto. La Educación Hispano americana. 193 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.