MarxismSocialismSoviet

.
los mismos rasgos característicos: son investigadores dispuestos a admitir la infalibilidad de una teoría. Ya se ha dicho que lo que para un intelectual de Occidente no es sino una hipótesis, para el intelectual ruso es un axioma. En el momento presente, la verdad para nosotros está en el marxismo, y todos los Kerensky, Tcheidzd, Tseretelli, etc. están íntimamente persuadidos de que esa doctrina es la cierta. Toda crítica de cualquier adversario del marxismo ortodoxo fué considerada, aun antes de la Revolución, como de todo punto reprensible. Ya lo ha dicho Strakoff, discípulo de Tolstoi. Todo escritor ruso comienza a impresionarse con ciertas ideas occidentales, desencantándose de ellas por no convenir en ocasiones a su temperamento. Esto proviene de que los rusos ponen aun en sus convicciones filosóficas y sociológicas mucho de fe religiosa. Numerosos eran los jóvenes que salían de Rusia, ansiosos de instruirse, de vivir una vida libre, una vida armoniosa. La realidad estaba casi siempre muy lejos de corresponder a su sueño. Llevando muchos de ellos una vida altamente moral, basada en un gran respeto a la mu jer, tornaban a su país, muchas ocasiones, descorazonados de la grandeza de la civilización que habían hallado en el resto de Europa.
Como la diferencia entre las teorías y su aplicación es siempre bien grande, la desilusión era inmensa. Sin embargo, las ideas occidentales no eran por completo abandonadas. Simplemente, para responder a las exigencias del razonamiento altamente crítico de los rusos, éstos las idealizan. Con ellas abarcan todo lo humano y acusan, mas explicando al propio tiempo, todas las faltas de la humanidad. Semejantes ideas son las que imperan en el socialismo ruso. Tales son las razones de la gran potencia del Comité de Obreros, del Soviet.
Las exigencias puramente económicas de los mujiks y de los obreros, se tratan en todos los discursos de estos momentos desde el fondo de la moral socialista. El gran escritor Dostojevsky sintetiza admirablemente lo que nosotros, tal vez con poca habilidad hemos tratado de explicar. Hé aquí, según el gran maestro, la psicologia de los rusos. Ser un verdadero ruso no significa tal vez sino convertirse en hermano de todos los hombres, en ciudadano del universo. La división entre eslavófilos y occidentales es el resultado de un error formidable. El verdadero ruso se interesa tanto en los destinos de Europa como en los de Rusia. Los rusos todos, en lo porvenir, comprenderán que ser verdadero ruso significa buscar un terreno de conciliación para todas las hostilidades europeas.
Dr. MIKAILOFF 185