Páginas Selectas Benavente por Jacinto Benavente 129 100 RENOVACIÓN hace otra ofrenda. Con el presente tomito cree contribuir, como con los anteriores, a una obra de espiritualización. Su fin no es especulativo sino cultural y por eso sus editores en vez de ataviarla con la abigarrada vestidura folletinesca que encontraría mayor acopio de lectores, la envuelven en el diáfano peplo de un arte exquisito.
Aver fué La Basílica Fantasma del encantador Pierre Loti, los Diálogos sobre la Belleza de ese espiritu helênico que se llamó Pi y Margall, la poesia regional de Vicente Medina, dulce y jugosa como los racimos de la huerta murciana, y hoy, aparece el teatro múltiple y vigoroso del más grande de los autores españoles: Jacinto Benavente.
Harto conocida es su figura para intentar aqui una biografia. Poeta en su adolescencia, abandonó el laberinto retórico para entrar seguro en el reino de lo escena. Se acomodaba mejor a su naturaleza la atormentada máscara de la tragedia que la romántica melena del trovador. La caricatura nos lo presenta con sonrisa diabólica reveladora de profunda ironia, con la cual ha herido en mitad del corazón la moral mojigata de la España en otanada. No es un demoledor de picota, sino el reconstructor de lo que ha destruido una viciada ideologia. Sobre lo real ha delineado lo ideal.
Casi toda su obra es eso: montañas de ensueño sobre fuertes músculos de realidad.
Flaco de cuerpo como Cervantes, su carne es apenas un pretexto para que triunfe el espiritu, como nos decia Zamacois. Elevado de pensamiento, aristocrático en toda su creación, ennoblece hasta el tema que a nuestros ojos aparece ruin como en La noche del sábado, o pone alas al prosaico suceso doméstico como en El nido ajeno; analitico y cáustico en Los intereses creados, sus personajes son muñecos con quienes se tropieza uno en el diario traginar. Pedagogo a veces, como en El principe que todo lo aprendió en los libros, nos presenta un problema que no debieran perder de vista los educadores. Sutil y delicado, penetra en el corazón de la mujer y nos ofrece ese florilegio de emociones que se llama Cartas de mujeres, manojito de nervios finos y tembladores que acusan su humano origen.
Poeta siempre, filósofo y satirico, todo lo reúne este don Jacinto, el de la faz mefistofélica y el de la tajante ironia y el corazón de oro como lo refleja su obra magnífica y genial.
Prólogo de Páginas selectas, por Jacinto Benavente, de la Real Academia Española. Editado por RENOVACIÓN. Precio 30 céntimos ejemplar.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.